TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Seleccionar los mejores mecanismos, establecer soluciones para el bien común, que sea mediante acuerdos y aplicarlos en momentos adecuados serían en gran medida las lecciones que puede considerar el gobierno hondureño para instalar una Constituyente, según analistas.
Que Chile haya rechazado una nueva Constitución con una ventaja holgada (62% dijeron no, mientras que un 31% sí) indica que el gobierno de Castro podría sufrir un revés si no logra los factores antes expuestos.
Para los analistas es claro: la necesidad de un cambio tiene que estar en armonía o en un acuerdo con todas las partes de la sociedad.
“No puede ser de manera unilateral. Mientras no haya consenso no sería recomendable hacerlo porque el gobierno puede sufrir una derrota o puede pasar que se haga a la fuerza, como en una dictadura”, explicó a EL HERALDO Plus Marco Moreno, analista político de Chile.
“Honduras no está suficientemente madura para llevar a cabo el proceso de transformación, como la Constituyente”, consideró a través de una llamada de WhatsApp.
Un pilar fundamental (dijo) para el proceso de la Constituyente es la elección del mejor método para definir una convención.
“Hay que saber si estará conformada solo por ciudadanos electos, o si es mixta o es solo de expertos. Todo pasa por ponerse de acuerdo para poder iniciar el proceso porque si no hay acuerdo no se puede”, expresó.
Planteó en ese sentido que el plebiscito podría ser el mecanismo para Honduras inicie una Constituyente, mientras que advirtió que los procesos de metamorfosis constitucionales podrían ser contraproducentes por las ambiciones.
Porque el poco tiempo que tiene el gobierno en el poder, la falta de enfoques de la nueva Constitución, la carencia de confianza en la población y la insuficiencia para lograr los acuerdos podrían ser factores en contra del gobierno para Castro.
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Continuidad camuflada
Para el analista Raúl Pineda Alvarado, la pretensión de la actual administración en establecer una Constituyente radica más en asegurar el continuismo que en responder a las necesidades de los hondureños.
“No nos engañemos, la Constituyente encubre el mecanismo para asegurar la continuidad en el poder del grupo político que actualmente lo tiene”, puntualizó.
“Ellos (el gobierno) pueden hacer muchísimas cosas sin modificar la Constitución. Les conviene más concentrar su trabajo en las necesidades de la población y dejar el tema político para otro momento”, sugirió.
Pineda Alvarado, exdiputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen) también dijo que, por la falta de conocimiento de la población sobre la Constituyente, no debe ser un eslogan de los funcionarios.
“¿Sobré qué puntos va a versar?, ¿cuáles son los cambios, ¿qué va a ganar la población hondureña?”, preguntó.
A juzgar por las opiniones de los analistas, el gobierno hondureño, más que la idea de refundar el Estado debe responder las demandas de la población porque cada persona está más interesada en las necesidades de los demás que de una minoría.
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Contexto
Desde que estaban en campaña política, los personajes más allegados a la presidente Castro han dejado clara la ruta: establecer en Honduras una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que iniciaría la reconstrucción del Estado con una nueva Carta Magna.
Por ejemplo, a inicios de abril, cuando se aprobó el nuevo presupuesto general, una de las partidas que aumentó fue la del Consejo Nacional Electoral (CNE), pese a que no es un año electoral tiene a su disposición 400 millones de lempiras más que 2021.
El secretario del Congreso Nacional, Carlos Zelaya, argumentó (en ese momento) que ese aumento fue en función de dos aspectos: mejorar las condiciones del CNE y realizar consultas, sin especificar a qué tipo.
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