Los medios españoles se han llenado de burlas, críticas y bromas a raíz del destrozo que una anciana le ocasionó a una pintura que adornaba una iglesia en Borja, Zaragoza.
El Ecce Homo, del artista español Elías García Martínez (1858-1934), lucía un tanto deteriorado y en un gesto samaritano una parroquiana octogenaria intentó devolverle su antiguo esplendor.
No obstante, los resultados fueron catastróficos y el Ecce Homo pasó a ser llamado Ecce Mono por los ingeniosos cibernautas que desataron una cadena de comentarios sarcásticos. Y es que el Cristo de la pintura ahora parece un mono por obra y gracia de la anciana 'restauradora'.
La figura irreconocible del Ecce Homo ha generado también malestar entre los descendientes de García Martínez, quienes donaron la obra a la iglesia del Santuario de la Misericordia. Ahora piden que se restaure el daño, en caso de que sea posible, y si no que se retire la pintura.
La bien intencionada intervención de la anciana fue detectada hace un mes durante un inventario a todas las iglesias de la comarca, pero hasta ahora trasciende el caso que ha desatado la hilaridad general.
La tristemente célebre 'restauradora', Cecilia Giménez, parecía hasta ayer no entender el por qué de tanto escándalo. Y es que, según asegura, no era la primera vez que ponía sus servicios a la restauración de una obra de arte. 'Todo el mundo que entraba a la iglesia me veía pintando', sostiene.
Dice que para reparar el Ecce Homo, que lucía bastante desgastado, se ayudó con una fotografía del Cristo.
De hecho, una nieta del artista reveló que, en efecto, Cecilia ayudó a repara la túnica del Ecce Homo. Esta vez se fue más arriba y al tocar el rostro lo transformó en algo irreconocible.
Ahora las autoridades del ayuntamiento de Borja están a la espera de unos restauradores profesionales que llegarán la próxima semana para tratar de remediar el daño.
Han descartado emprender alguna acción legal en contra de la octogenaria, quien no actuó de mala fe, aunque hay quienes opinan que debe aplicársele un castigo ejemplar para que cualquiera que se sienta capaz de restaurar una obra de arte sin estar calificado para ello lo piense dos veces antes de poner manos a la obra.
La mujer, mientras tanto, sufre desde el miércoles de un ataque de ansiedad que la mantiene en cama.
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