Honduras
Juventud, dinamismo y deseos de hacer cosas diferentes para obtener resultados distintos son las características que se observan en Rafael Fernando Sierra Quesada, quien recientemente fue nombrado embajador de Honduras en China (Taiwán).
A sus 38 años se convirtió en el diplomático más joven en asumir dicho cargo y llega al puesto con el deseo de cambiar el estereotipo de un embajador, “no pretendo andar en fiestas y cocteles, sino fortalecer relaciones para atraer empleo, inversión y divisas para Honduras”.
No quería salir de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), empresa en la que trabajaba antes de recibir la noticia de su nombramiento, pero el destino le tenía preparado no solo abandonar ese empleo, sino también su país y hasta su continente.
Después de las largas horas de vuelo para llegar a Asia, de las diferencias culturales y de horarios, Sierra se manifiesta listo para enfrentar este nuevo reto de fortalecer los casi 74 años de relaciones diplomáticas entre Honduras y Taiwán.
En una entrevista exclusiva para EL HERALDO, el joven embajador revela sus metas, comparte cómo ha sido su adaptación a la cultura asiática y lo difícil que será asumir estos primeros meses de su cargo sin la presencia de su esposa y sus hijos.
¿Qué fue lo primero que se le pasó por la mente cuando el presidente Juan Orlando Hernández le dijo que lo quería como embajador en Taiwán? Yo estaba en mi oficina de Conatel, de pronto me llama el presidente y me dice que me tiene un trabajo. Yo cerré los ojos y pensé “¿cómo le digo que no?”, porque yo estaba feliz en Conatel, me sentía realizado y no quería salir de allí. Pero él me dijo: “Rafa, usted sabe lo importante que es Taiwán para mí...”. En ese momento creí que lo que me ofrecía era ser un enlace para gestionar algunos proyectos, porque yo me llevaba muy bien con la Embajada de Taiwán. Yo no tenía ni la menor idea del cargo hasta que me dijo: “Piénselo, porque ser embajador es importante...”. Me quedé mudo, y el presidente tuvo que preguntarme si seguía en la línea. Entonces le dije: “Disculpe Presidente, ¿de embajador?”. “Sí”, me respondió.
Me empezó a doler el cuello y la espalda, pensé en cómo le iba a decir a mi esposa, a los niños, a mi suegra... Inmediatamente tomé el teléfono y le pregunté a mi esposa si estaba sentada, cuando me aseguró que lo estaba, le dije que me acababa de hablar el Presidente, entonces mi esposa me preguntó si lo que quería es que me fuera a trabajar con él otra vez, peor -le dije-, quiere que me vaya a Taiwán...
Le comuniqué la oferta de trabajo a toda la familia, pero ya había tomado la decisión, porque no le podía decir que no al Presidente.
Después de casi un año y medio de no tener embajador de Honduras en Taiwán, ¿cómo tomó su nombramiento el gobierno de este país amigo? Bueno, todo fue muy rápido, y tanta fue la importancia que los hermanos de Taiwán le dieron a mi nombramiento que en una semana tenía el beneplácito, cuando lo normal es que tarde de 40 a 60 días. Al día siguiente de mi arribo a Taiwán presenté mi copia de estilo al canciller David Lin, y a los quince días de estar en el país entregué mis cartas credenciales al presidente Ma Ying-jeou.
¿Por qué cree que pasó tanto tiempo para que se nombrara un nuevo embajador en Taiwán, considerando que en el gobierno de Porfirio Lobo se hablaba de un posible acercamiento con China Continental? Lo que siento es que cuando el presidente Lobo tomó la decisión de retirar al embajador Mario Fortín ya eran casi las elecciones y es complicado nombrar a alguien por tres meses, entonces prefirió que el nuevo presidente se encargara de eso. Cuando llega el presidente Hernández -y esto es lo que yo estoy asumiendo- se enfocó primero en arreglar el gobierno interno, todo esto ocupó su agenda y creo que por eso dejó en un segundo plano el tema de las relaciones exteriores, no con solo con Taiwán, sino en general.
¿Piensa que esta prolongación del nombramiento generó un clima de suspicacia entre el gobierno de Taiwán? Tal vez estaban preocupados, pero las relaciones siempre se mantuvieron, no se retiró una embajada, había un representante y gente trabajando. Puede ser que se generaron ciertos rumores y preocupaciones y que por eso le dieron más importancia a la venida del embajador, pero el hecho que yo esté aquí demuestra que consideramos a Taiwán como un país aliado. Tanto el Presidente como yo estamos conscientes que en los tiempos más difíciles de la época moderna de Honduras, que fue lo que pasó en el conflicto político que tuvimos en 2009, Taiwán estaba allí con nosotros, mientras otros países no. Es una nación que ha estado con nosotros en las buenas y en las malas.
¿Cuáles son las metas que tiene al asumir este cargo? Es mucho lo que podemos hacer aquí. Es una embajada importantísima para Honduras y el presidente Hernández me dijo que quiere personas diferentes haciendo un trabajo diferente, ya no solo esas funciones tradicionales de un embajador, y es que se tiene el concepto que la relación de este cargo con el gobierno es andar en fiestas y cocteles. Eso ya no debe ser así, ahora el Presidente lo que quiere es que si se tiene tiempo para andar en esos cocteles está bien, porque es importante cuidar la relación entre ambos países, pero todo lo que hagamos tiene que llevar un beneficio directo a la gente, no al gobierno, a la gente, ese fue el mandato del presidente Hernández. Si nosotros llevamos inversión, vienen fuentes de empleo, si traemos productos hondureños acá, también generan divisas, si llevamos turistas también hay empleos y divisas. Ese es el nuevo rol del embajador y es una de las misiones que nos dieron. Otra de mis misiones es asegurarme que esos casi 74 años de relaciones diplomáticas que existen con China (Taiwán) y que han sido excelentes, continúen.
¿Qué clase de apoyo le está dando actualmente el gobierno de Taiwán a Honduras? Nos está apoyando en la lucha contra el crimen organizado con la donación de tres helicópteros que también servirán para atención de desastres naturales, y un cuarto helicóptero que llegará a Honduras a finales de marzo. También nos ayudaron con el avión presidencial. Además de estas donaciones, viajará un equipo de quince personas de Taiwán a Honduras para capacitar y entrenar a nuestros pilotos. Eso aparte de la histórica ayuda que nos han dado.
Muchos no saben que Taiwán también nos apoyó con el sistema de voto electrónico que se implementa actualmente en el Congreso Nacional. Yo reviso EL HERALDO todas las mañanas por medio de la página web y veo que el embajador Joseph Kuo siempre apoya diferentes proyectos en Honduras.
Se ve que es un embajador muy joven, pero ¿tiene experiencia en relaciones diplomáticas? Me convertí en el embajador más joven en Honduras asignado en este momento y tengo entendido que también soy el más joven acreditado en Taiwán. A veces me da risa porque la gente no me cree, ya que se tiene la impresión de que un embajador debe ser una persona entrada de años.
Pero a sus 38 años, ¿tiene experiencia también trabajando en embajadas? Cuando Ricardo Maduro ganó la presidencia, el ministro de Gobernación en ese entonces (el doctor Jorge Ramón Hernández Alcerro), que ahora es el coordinador de Gabinete, me llamó y me pidió que fuera el director de modernización de la Secretaría de Gobernación y Justicia, en ese entonces tenía 25 años.
Luego se dio la oportunidad de crear unas plazas en Washington, cuando me entero que tendríamos dos personas trabajando allá, fui a Washington y logré que me aceptaran en una universidad. Le dije al ministro que me diera la oportunidad de irme porque también quería estudiar, así que viajé.
Estudiaba de noche y trabajaba de día en la Embajada de Honduras en Washington. Estando en el consulado me di cuenta de las necesidades de los hondureños en Estados Unidos y entendí un poco el funcionamiento de una Embajada. No era la cabeza, más bien estaba entre los puestos más bajos, pero pertenecía al cuerpo consular y tenía mi credencial diplomática.
¿Cuál es su profesión? Soy ingeniero industrial, graduado en la Universidad Católica. Saqué una maestría en ingeniería gerencial en la Universidad Católica de América, en Washington, Estados Unidos, que fue durante trabajé en la Embajada.
Una vez graduado regresé a Honduras y en los tiempos del presidente Manuel Zelaya trabajé casi dos años como gerente de mercadeo y ventas del Grupo Invosa, Radio Cadena Voces. Cuando ganó el presidente Lobo, salí de allí y Juan Orlando Hernández, en ese entonces presidente del Congreso Nacional, me pidió que fuera su asistente.
Le manejaba el día a día y me convertí en un asesor de la junta directiva del Congreso. Aunque ya conocía al presidente Hernández, fue allí cuando entendí muy bien su idea, visión y el amor que le tiene a Honduras.
¿Cómo ha sido su adaptación a la cultura taiwanesa y a qué es lo que más le ha costado acoplarse a casi un mes de ejercer este cargo? La gente aquí me ha hecho sentir como en casa, pero lo que más extraño es a mis hijos y a mi esposa.
Y con la comida, ¿ya cambió los frijoles y las baleadas? Encontré un lugar donde venden frijolitos, no como los nuestros, porque aquí usan frijoles dulces, como postre. Pero hay algunos supermercados que traen productos gringos para la comunidad latina, y allí conseguí algunos no tan ricos como los frijolitos fritos de la “vieja” en el Lempira Reina, acompañados de carnita asada, pero se asemejan. Aunque a mí en lo que no me ganan es en comer tortillas con quesillo. La comida definitivamente hace falta, aunque aquí es muy rica y diferente a lo que en Honduras creemos que es la comida china. Incluso comí, sin saber lo que era, el stinky tofu, que mejor no le cuento qué es eso...
En los mercados nocturnos se siente el olor del stinky y es apestoso, con todo respeto, hasta dolor de cabeza me dio, no entiendo cómo se meten eso en la boca... Pero, en general, la comida aquí es deliciosa, aunque ya quisiera encontrar baleadas, que me hacen mucha falta.
Vamos a tener que hacer algo para traer las baleadas a Asia. El otro día encontré tortillas de harina, ya conseguí los frijolitos, ahora estoy viendo lo que más se parezca a una mantequillita para hacer mis baleadas con huevo, como en mi casa.
Bueno, ya está superando la prueba de la comida, pero aunque usted habla muy bien el inglés, ¿cómo le va con el chino? Hasta ahora solo me sé los números, el saludo y dar las gracias... Pero mi meta es aprender el mandarín, es un idioma difícil, hay que estudiarlo, porque no se aprende en la calle. Mi aspiración es que cuando me toque regresar a Honduras ya pueda ir hablando mandarín. Quiero que mis hijos y mi esposa también aprendan el idioma, aunque ella ya habla cuatro idiomas, así que este sería el quinto.
En este país se acostumbra tener también un nombre americano, ¿ya pensó usted cuál sería su nombre chino? Ja, ja, ja. Ya lo tengo. Le voy a contar cómo nació. Estábamos en una de las primeras reuniones en Honduras para conocernos mejor con el embajador Kuo. En una comida, me dijo: “Usted tiene que buscar un nombre chino”. Como yo no sé nombres chinos, le dije que me sugiriera algunos. Ellos tratan que sea similar al nombre en español. Entonces intentó decir mi apellido (Sierra) y como ellos no pronuncian la “R” decía “Siela”, “Shiela”, “Shielá”... hasta que cayó en cuenta que la pronunciación coincidía con “muchas gracias” en chino. Gracias es “xié xié”, entonces pronunciar “Shielá” sería algo así como “muchísimas gracias”. Así que me siento honrado con mi nombre chino, porque representa la gratitud que el pueblo hondureño tiene hacia los taiwaneses.
¿Usted es capitalino? Sí, nací en Tegucigalpa. Mi madre es costarricense nacionalizada hondureña y mi papá hondureño. Mi abuelo es de La Venta, del sur de Francisco Morazán, y mi abuela es de La Paz, familia de los Suazo.
¿Cuáles son sus pasatiempos? Fui seleccionado nacional de balonmano, representé a mi país dentro y fuera. El mejor logro que tuve fue en Colombia, cuando ganamos el tercer lugar en Centroamérica y el Caribe con el equipo Cachorros. Dejé de jugar balonmano en diciembre -una semana antes de venirme para Taiwán- cuando quedamos campeones nacionales de balonmano en Honduras.
Extraño ese deporte, pero estoy estableciendo contactos para practicarlo aquí. Practico el ciclismo, incluso participé en la Vuelta Ciclística de EL HERALDO, aunque prefiero más la montaña que la ruta. También me gusta el fútbol, soy aficionado del Motagua y sigo a la Selección Nacional. Al final, soy un futbolista frustrado que encontró en el balonmano el deporte para representar al país.
De hecho, una de mis misiones es buscar apoyo para el deporte, especialmente los no tradicionales, que son los que más glorias le han dado a Honduras.