Opinión

Hondutel, de millonaria a mendiga

Triste es la historia de Hondutel: en el pasado lo tuvo todo, en la actualidad no tiene casi nada. Ayer fue la gran empresa del gobierno, hoy, una empresa en quiebra. Hondutel tiene su origen en la década de los 70. Mediante Decreto Ley No. 431 del 7 de mayo de 1976 se crea la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel), comienza a operar el 1 de enero de 1977, manteniendo desde entonces un monopolio de la telefonía hasta que apareció la telefonía móvil en 1996 en la administración Reina.

En el gobierno del presidente Carlos Roberto Reina se le otorgó un contrato a la compañía Lucent Technologies de AT&T (American Telephone and Telegraph) para instalar el Advanced Mobile Phone System (AMPS) en el corredor Tegucigalpa-San Pedro Sula; sin embargo, en ese mismo año el Congreso Nacional le otorgó a una empresa privada de telefonía móvil una concesión para explotar la telefonía celular, y se le prohíbe a Hondutel vender este producto a pesar de que algunos funcionarios del gobierno ya hacían uso del sistema de la empresa estatal.

De esta manera empieza un doloroso camino para la pobre Hondutel, que de ser millonaria la convirtieron en mendiga. Trabajar en Hondutel era ganarse la lotería.

Los empleados tenían derecho a dieciocho salarios al año, a incrementos salariales constantes y a bonificaciones permanentes; así, entonces, el cáncer empezó desde las mismas entrañas de Hondutel, pero el peor de los cánceres fue el mismo gobierno, que le vio como la gallinita de los huevos de oro y la utilizó para pagar sus deudas, de tal suerte que hubo una continua descapitalización, hasta que los políticos y los empresarios convirtieron aquella empresa, que había sido alma dadivosa, en un alma harapienta que hoy pide por su salvación.

Esta salvación no llegará, intereses oscuros han hecho que por la vía de la influencia, el gobierno en acto de mezquindad no le permita a Hondutel invertir en tecnología y mucho menos, obtener financiamiento; quiere mantenerla envejecida mientras sus competidoras parecen niñas de quince años, con tecnología de punta y servicios de alta eficiencia.

Hoy la empresa está a punto de ser vendida libreada y a destajo, al mejor postor. El salvarla es un desafío, pero por mucho intento que se haga, cuando el agua está hasta el cuello y quien supuestamente debe salvarla, le ata una piedra para que no flote, difícil será que sobreviva.

Al final usted y yo añoraremos la telefonía fija de Hondutel; ese teléfono vetusto, pero eficiente que salvó vidas, que compartió alegrías y que en algunas ocasiones fue el paño de las lágrimas, está a punto de desaparecer. ¿Quién cree usted que dará el servicio?

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