Uno de los temas más controvertidos en la vida política hondureña es el de los personajes que, durante años, han vivido del Estado. Con frecuencia escuchamos que diversas autoridades o exautoridades han hecho carrera exclusivamente en la administración pública. Esto, en sí, no es un problema si han trabajado con compromiso y profesionalismo. Pero cuando su rol ha sido simplemente el de acatar órdenes o servir como un voto más en el Congreso, cabe preguntarse si son verdaderamente útiles o si se han convertido en parásitos del sistema estatal.Este es uno de los grandes retos del actual proceso electoral: analizar quién ha construido una trayectoria personal o profesional antes de aspirar a dirigir los destinos del país. Un candidato a presidente, alcalde o diputado debe tener méritos previos que respalden su idoneidad. Hay empresarios exitosos que buscan aplicar su experiencia en la función pública, así como profesionales destacados que desean contribuir con visión técnica. Lo deseable es que el aparato estatal esté compuesto por personas que representen genuinamente al pueblo y hagan aportes sustanciales para cambiar el rumbo de Honduras.Tristemente muchos han formado parte del aparato estatal sin tener ningún mérito o logro, hay personas cuya vida completa depende de ese puesto del gobierno y una vez fuera de este, le tocará hacer lo que sea para conseguir el poder nuevamente. Por eso vemos un sector de oposición bastante aguerrido por el poder, y por otro lado un oficialismo altamente comprometido con no dejar ir el poder, es una disputa permanente por el poder, pero no por solventar los problemas a quienes les elegimos. Y todo este conflicto parte porque muchos de estos políticos solo quieren el puesto por el poder que representa, no para cumplir las atribuciones y obligaciones que se desprenden de este. Lo que aquí se escribe puede sonar un poco tosco, pero seamos sinceros: cuando un hondureño aplica a un puesto de trabajo, se le exige tener la capacidad, voluntad y compromiso para cumplir con sus responsabilidades. Así como los patronos son exigentes con sus empleados, nosotros --como soberano (patronos) del Estado-- debemos ser exigentes con los servidores y funcionarios públicos, ya que se deben únicamente a nosotros como pueblo hondureño.
Ser alguien para ser algo
Uno de los temas más controvertidos en la vida política hondureña es el de los personajes que, durante años, han vivido del Estado
- 07 de junio de 2025 a las 00:00
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