Columnistas

Sanciones económicas como arma de guerra

Poco a poco el neoliberalismo está abandonando su talante falsamente democrático, sin que su propuesta original del famoso derrame se llevara a cabo entre los miles de hambrientos en el mundo. Los países promotores de las ideas de Milton Friedman, Friedrich Hayek y otros están quedando atrás, dejando un mundo más empobrecido.

Las naciones desarrolladas encabezados por Estados Unidos se dieron cuenta a partir de las protestas y los sucesos de las llamadas Torres Gemelas, donde se puso en evidencia en el propio territorio estadounidense la vulnerabilidad de un sistema en crisis.

Fue el presidente George W. Bush Jr. en septiembre del 2002 quien afirmó el principio de la “guerra preventiva” como una acción que emprendería Estados Unidos ante futuros ataques, cerrando con esto la posibilidad de un orden plural en el mundo.

Ante la imposibilidad de combatir en varios frentes de guerra, los Estados Unidos han venido utilizando la presión económica sobre varias naciones, bajo el pretexto del irrespeto a los derechos humanos.

En su política de sanciones y bloqueos hacia otras naciones, los gobiernos estadounidenses no hacen diferenciaciones; lo mismo les da sancionar o mantener sus políticas de bloqueo a países pobres como Sudán, Birmania, Zimbabue, Somalia, Cuba y Venezuela, que hacerlo con países como China y Rusia.

En el caso de China, las sanciones se han venido ejecutando, a pesar de que ambas naciones tienen acuerdos de libre comercio en interés de ambas economías. En el gobierno de Donald Trump se aumentaron los aranceles y tomó otras medidas que dificultan el comercio bilateral.

En los últimos meses, el país más bloqueado -bajo el pretexto de la guerra en Ucrania-, no solo por Estados Unidos sino por parte de la Unión Europea, ha sido Rusia.

Las sanciones aplicadas van desde restricciones a la banca, a la que se le ha negado las transacciones económicas con la banca mundial, hasta sanciones a políticos, empresarios y líderes gubernamentales, a los cuales se les están congelando sus bienes en el exterior, llegando hasta prohibir el uso de los espacios aéreos a la aviación comercial rusa.

Desde luego, tanto China como Rusia no se han quedado atrás y han respondido con medidas restrictivas, medidas que son proporcionales a las aplicadas a sus economías.

Lo que está ocurriendo en el bloque de países encabezados por los Estados Unidos y por otro lado China y Rusia, no solo contraviene la lógica del libre mercado determinada por las leyes de la economía, también contradice disposiciones legales establecidas en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Cuando termine la guerra, los efectos catastróficos de las sanciones económicas serán tan complicadas en el mundo, que serán superiores a las producidas en el campo de las acciones militares. Algunos creen que esto ocurre por la existencia de un imperio en crisis, que está demandando una nueva arquitectura económica y social que pueda salvar a la humanidad.