Columnistas

¿Quién protegerá las elecciones?

La actual administración del Estado de Honduras, siguiendo intereses oscuros contrarios a los de la sociedad y del Estado mismo, nos ha conducido a través de la permanente violación de nuestros derechos humanos por un desierto cada vez más extenso y de larga permanencia que, con su repugnante impunidad y desvergonzada corrupción, ha recetado al pueblo un altísimo desempleo, una humillante, insoportable y progresiva pobreza, miseria, ignorancia, enfermedad y muerte.

Los impactos reiterados de la corrupción y la impunidad han destruido la confianza ciudadana en las instituciones públicas, políticas y electorales. Estas prácticas perversas son causales de la pérdida de la confianza en el Presidente de la República, en el gobierno, en el Poder Judicial, en el Congreso Nacional, en los partidos políticos, en la institución electoral, en las Fuerzas Armadas, Policía y en la empresa privada. La corrupción, tristemente ha deslegitimado el sistema político y las instituciones de orden democrático socavando los pilares de la democracia. Por lo tanto, urge un cambio de gobierno.

Frente a esta desenfrenada corrupción, los votantes además de vigilantes deben salir masivamente a votar contra aquellos candidatos corruptos, no importando al partido político al que pertenezcan, lo esencial es votar por personas de ficha limpia, porque se trata de seleccionar las nuevas autoridades y que estas sean honestas, responsables y capaces.

El noble acto de ejercer el sufragio conlleva valores cívicos y compromisos morales primordiales desde la familia. En la niñez escuchamos a nuestros abuelos y padres decir sus consejos y mandatos de hacer lo bueno y cuando hacíamos lo malo, pues venía sobre nosotros la reprensión, el castigo, la corrección. Pues tomando este extraordinario ejemplo familiar y de mucha trascendencia, es lo mismo, ahora, los padres y los hijos ya mayores harán lo bueno, saliendo a votar por los candidatos buenos y, en contra, aquellos que practican lo malo, la corrupción, porque de hacer lo contrario, votar por los malos, darían un mal ejemplo a sus hijos y para ellos mismos, porque traicionan los cimientos de los principios éticos que ellos mismos establecieron en la familia.

Sabemos los ciudadanos que el régimen orlandista del Partido Nacional con sus socios de otros partidos, han hecho de la corrupción electoral una acción de sobrevivencia, por lo que se debe proteger de cualquier maquinación fraudulenta cada etapa del proceso, esencialmente en el plano de la digitalización. Claro está, los malos con toda la maquinaria buscarán la trampa y el fraude para continuar en el poder y evadir la justicia y los buenos buscarán la transparencia y protección de la voluntad del votante.

¿Quién protegerá las elecciones en Honduras: Joe Biden, Vladimir Putin, Xi Jinping, la ONU, la OEA, el G-7, la Unión Europea o el guerrero pueblo hondureño?

Mantengámonos vigilantes y démosle paso a la libre y genuina expresión del electorado en las urnas. Queda planteado.