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Los anagramas en política

Dentro de la inmensa riqueza de la economía del lenguaje existen los anagramas. Dentro de un ejercicio lúdico y siempre pedagógico, se puede aprovechar para construir una reflexión sobre la actividad política en Honduras.

Un anagrama consiste en la descomposición de las palabras en cada una de sus letras, formando con ellas otras palabras ya sea con la totalidad de las letras de esa palabra inicial o, con sus letras incompletas. De esta manera, pueden surgir familias o “familiones” de palabras con un sentido similar con la palabra de partida o, palabras con un sentido completamente diferente o, incluso, sin tener nada que ver con la palabra en referencia.

Se puede comparar los cambios de posición de las letras en que se descompone una palabra pensando en el movimiento similar que hacen determinados personajes dentro de las organizaciones políticas. Moviéndose de un lugar a otro para ver qué pasa y qué resultados se obtienen con esos cambios. Puede darse un resultado con connotaciones negativas o positivas. Es incierto, estimulante, y a veces desagradable, el resultado de un anagrama.

Si pensamos en política, todo dependerá de lo que la población exija de ese reacomodamiento y de si realmente se tiene muy claro lo que necesita y debe exigirse a los actores políticos. Tomemos, por ejemplo, el término “democracia”. Con todas sus letras no resulta en ninguna palabra adicional. Al prescindir de una de las “C” resulta la palabra “adormecía”. Sin embargo, si se excluye la letra “r” resulta el provechoso y profundo término “académico” y también, restando una de las letras “a”, se forma “comerciad”.

Ahora, veamos qué ocurre con la palabra “refundación” que con sus letras completas y luego del “scrabble” o escarbado de sus componentes, resulta en el término “confundiera”. No obstante, si se excluye la letra “i”, resulta la palabra “fecundaron”.

Existen anagramas de diversos e infinitos tipos. Los hay, con nombres de personas, países, animales, etc. Por ejemplo con Pedro resulta “poder”. Con Costa Rica, formamos “socrática”; con Palestina, “penalista” y con Argelia “alegría”.

Con nombres de animales (famosos en las redes digitales), con gorila resulta “gloria”. Con tigre, “griten”. De camarón, resulta “monarca”. De escorpión sale procesión. Y hablando de otras esferas, a partir de la palabra “calendario” sale relacionad.

Existen también, en todos los idiomas. Solo como muestra, en inglés, de la palabra “legislators” (legisladores o congresistas) resulta, “allegorist” (alegoristas o los que explican el significado real y ficticio de las cosas). En nuestro medio tropical, simplemente los “alegadores”.

También está una muy polémica y sugestiva como “militarism” (militarismo) de la cual surge la expresión anagràmica: “I limit arms” (Yo limito los brazos o las armas). Una más, de carácter universal y constructivo como “schoolmaster” (maestro o maestra) de la cual surge: “The classroom” (aula de clases).

Descomponer una palabra y volver a armarla como un rompecabezas es muy útil para ejercitar la mente y ampliar el panorama lingüístico y cognoscitivo en general. De manera análoga, descomponer los hechos y los factores que determinan nuestra realidad -todos los días- es necesario para armar bien este rompecabezas de la política, economía y sociedad hondureña.

Sin duda, uno de los grandes retos es no olvidar ninguna de las piezas, saber dónde encajan y saber identificar los nuevos componentes para colocarlos en la mesa de trabajo. Cada letra representa una función similar a cada persona o institución en un tablero caótico que aparentemente no tiene solución.