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Lindo El Zorro

Quien fuera Jefe de Estado en Honduras, Juan Nepomuceno Fernández Lindo y Zelaya, no se llamó así sino Juan Nepomuceno Fernández Zelaya. Tampoco nació en Comayagua, como se ha argüido por más de dos siglos en obras de historia y ensayos de eruditos, sino en León, Nicaragua. La fecha de su ingreso al orbe no aconteció el 16 de mayo de 1770 sino el 27 de abril de 1790, siendo su madre “originaria de Honduras: doña Bárbara Josefa Zelaya F.”.

La mayoría de biógrafos afirma que sus estudios primarios transcurrieron en el Seminario de Comayagua y los universitarios en la Excelentísima Audiencia Mexicana, corrigiendo las cercanas investigaciones, más bien, que “ingresó al Seminario de Nuestra Señora de la Asunción en Ciudad de Guatemala el año 1802, permaneciendo allí hasta 1807. Más tarde graduó de bachiller en Derecho Civil por la Universidad de San Carlos, entrando luego como abogado a la Real Audiencia de la misma urbe. Fotocopia del expediente de su examen de togado el año 1817 obra en mis archivos. En ese documento aparece con el nombre de Juan Nepomuceno Fernández Lindo y Zelaya” (partida de bautismo a la vista). Cosa similar hizo José Cecilio Valle, que tras licenciarse incorporó el aristocrático “del”.

El escritor (suponemos nicaragüense) Manuel Aguilar Trujillo ha soltado esta nuclear bomba historiográfica -que debería erosionar de facto las páginas de muchos textos escritos en torno al célebre político- y que se expone en el ensayo “El leonés Juan Nepomuceno Fernández Zelaya (1790-1857), Jefe de Estado de El Salvador (1841-1842) y Honduras (1847-1857)”, publicado en la sección “Notas” de la revista Istmania en abril de 2023, pp. 334-337.

“En relación a su fallecimiento, ocurrió en ciudad de Gracias a Dios el 26 (no el 23) de abril de 1857 (no de 1853). Por otro lado, en el libro de María Leistenschneider, ‘Gobernantes de El Salvador’, se afirma que el padre de Juan Nepomuceno, don Joaquín Francisco, «era de raza judía». Tal afirmación, peccata minuta, tiene bemoles. Veamos el hecho de haber sido bautizados don Juan Nepomuceno y su padre, además del expediente presentado por don Juan Nepomuceno de ‘Limpieza de Sangre’ (condición sine qua non en esa época para ingresar a colegios y universidades) nos hace pensar que, de haber tenido algún antepasado ‘de raza judía’, este debió haber procedido de familias de judíos conversos, única forma de no ser expulsados de «Sefard», la tierra de sus mayores”.

Detalles del individuo aparte (pues hasta el rompimiento de la Federación todo centroamericano era considerado originario de una misma patria sin que importara el localismo) don Juan Lindo (prosigamos invocándolo así) no es el mejor ejemplo de conducta política nacional; diría más bien que nefasta conservadora y modelo del terrible cachurequismo clericaloide que hundió a Honduras por siglos en ignorancia. Quien estudia su trayectoria maniobrera descubre que se opuso a cualquier movimiento democrático liberal (excepto las universidades), torpedeó desde la asamblea constituyente y la regular proyectos desarrollistas y laicos; propició el aplastamiento de rivales, a quienes exilió, golpes de Estado, emboscadas éticas. Lástima que le caiga ahora a la bella León el engendro.