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Espíritu crítico y liderazgo

El Índice de Competitividad Global 2019-2020 del Foro Económico Mundial calificó a Honduras en el puesto 101 de 141 países evaluados, es decir, tiene un nivel de competitividad mundial bastante deficiente.

Entonces, ¿en qué medida la educación impartida por los docentes apoya en la formación de líderes empresariales y de negocios y en qué medida la enseñanza de habilidades como el liderazgo y la formación del espíritu crítico va más allá del salón de clases?

El índice de competitividad mide cómo un país utiliza sus recursos y capacidades para proveer a sus habitantes un alto nivel de prosperidad. Para medirlo se utilizan el índice de corrupción, de fragilidad, de transparencia y de innovación. Difícil aprobar.

El mundo de las pantallas e imágenes ha progresado rápidamente, pero nuestro sistema educativo se ha quedado atrás y no ha sabido adaptarse con la misma velocidad. Esto complica porque la educación intenta garantizar igualdad de oportunidades y aunque la cultura humanística se encuentra rezagada comparado a la evolución tecnológica, es importante cultivarla porque fundamenta más el espíritu crítico.

Si la pantalla y la imagen pasa a ser el único alimento intelectual de los estudiantes, su espíritu crítico irá en franco deterioro hasta desaparecer. El espíritu crítico es el fundamento de la cultura humana y también de la evolución del hombre, por lo que la educación debe ir orientada a fomentarlo.

El espíritu crítico es la capacidad del ser humano de cuestionar los principios, valores y normas ofertados en el entorno en que se desenvuelve, siendo capaz de formarse un criterio propio que le permita tomar sus propias decisiones en las distintas situaciones que se le presentan.

Si queremos mejorar continuamente y ganar posiciones en el mercado mundial, tenemos que agotar todo nuestro potencial humano y económico en la formación del estudiante, y, nuestros docentes deben obligarse a enseñar lecciones de liderazgo, que incluya el autoconocimiento, el automanejo, la responsabilidad social, las relaciones interpersonales y la toma de decisiones de manera responsable, son competencias importantes que se deben desarrollar desde una edad temprana.

El liderazgo es el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo de trabajo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos.

Ciertamente, la calidad educativa no es suficiente para competir en este mundo globalizado, es importante desarrollar las capacidades de aprender y resolver eficazmente problemas y/o para enfrentar situaciones nuevas o complejas. Por lo tanto, es vital el desarrollo de las habilidades como el liderazgo y desarrollo del espíritu crítico, factores fundamentales para la formación y desarrollo de nuestros futuros profesionales.

La educación no es un simple ornamento sino un proceso enmarcado en la utilidad. Queda planteado.