Columnistas

Pobreza abyecta

Siempre ha sido muy difícil dilucidar en qué peldaño de la escala social se encuentra una persona porque los criterios pueden ser muy diversos. Casi siempre cuando alguien se pregunta a sí mismo a qué clase social pertenece la respuesta no es fácil, salvo que se trate de alguien que viva en la extrema pobreza o que sea evidente que pertenece a una clase social alta.

Los criterios para determinar la escala social de alguien son muy variados: van desde la capacidad adquisitiva de una persona (la más común), pasando por las posesiones (de tierras como en la Edad Media), sin dejar de lado el nivel académico, las personas que frecuenta, la posición cultural -que no es lo mismo que grado académico-, la propiedad de un trabajo, la fuerza laboral disponible, el emprendimiento, entre otros que son menos determinantes.

Generalmente es la clase media a la que más le cuesta definir su posición social, sobre todo cuando aparecen términos como clase media alta o clase media baja, que suelen indicar que una persona o una familia está en la frontera de la siguiente posición.

En términos muy humanistas debería bastar la clasificación de las personas en dos niveles: las que pueden cubrir todas sus necesidades y las que no. Y aquí la palabra necesidad es lo semánticamente más amplia que se pueda, porque a veces hasta cumplir uno que otro capricho es una necesidad humana.

Toda clase media le teme a la pobreza. Esta es vista como una abyección. Me parece un miedo completamente en consonancia con nuestro motor más básico como seres humanos: la supervivencia. No es una locura pensar que alguien que normalmente cubre sus necesidades, con mucho esfuerzo, pero las cubre entra en una especie de pánico controlado cuando piensa que un día puede simplemente no cubrirlas.

Quería decir que la clase media se caracteriza por su trabajo tenaz, pero sería demasiado injusto con la clase social baja y la alta, ya que considero que en general tanto los unos como los otros trabajan tenazmente, lo que cambian son los tipos de trabajo y sobre todo la recompensa. Tal vez sería mejor decir que la tenacidad del trabajo en las distintas clases sociales obedece a motivos diferentes.

Por una parte, los pobres no quieren morir de hambre y, aunque no parezca, es una frase literal, además, ponen un especial esmero en la educación de sus hijos para que un día, por lo menos ellos puedan ubicarse en otro nivel. No es la escala social lo que buscan, es cubrir sus necesidades, al menos eso creo desde una visión bastante optimista.

Por otra parte, la clase media en la mayoría de los casos tampoco anda buscando una escalada, lo que pretende es no caer. Cuando las acciones están motivadas por el miedo suelen ser muy agresivas. Las reacciones son ásperas, en la supervivencia a veces se está dispuesto a lo que sea con tal de mantener una posición. Quizá, solo quizá, esté aquí una explicación sobre la corrupción a estas escalas, no a escalas mayores, sino a estas latitudes.

No debería ser el miedo el que mueva a todo un grupo social que es clave en el desarrollo de un país, debería ser la alegría de estar en una posición de privilegio (lo es) en relación con los demás. Ojalá un día alcancemos esa alegría de poder cubrir las necesidades humanas y de esta manera darse con satisfacción al trabajo y a los demás.