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Crisis en el sector agrícola de Honduras

El sector agrícola hondureño está en vías de extinción por la crisis permanente en que vive y ahora exacerbada por la falta de aguas lluvia o de riego, perjudicando los cultivos y la ganadería en todo el país y consecuentemente afectando a la ya escasa producción de alimentos.

El cambio climático está pasando su factura, la raza humana ha sido implacable en la destrucción del medio ambiente, de los bosques y de las fuentes de agua.

Este período de primera ha sido sumamente seco, se estima que el 65% de los cultivos de maíz se han perdido y los demás cultivos han sido afectados en sus procesos biológicos que, se traducirá en baja productividad.

Para el período de postrera apenas quedan a la fecha de hoy, 53 días de lluvias, considerando que llueva todos los días que restan del mes de septiembre y octubre. Los productores que se atrevan a sembrar, sabidos están del alto riesgo que corren en volver a perder sus cultivos y sin obtener rentabilidad alguna para honrar sus créditos en los bancos y cooperativas.

Frente a este caótico escenario agrícola se avizoran tiempos de hambrunas y de necesidades extremas en el período de verano, serán seis meses sumamente difíciles, por lo que, las autoridades de organismos nacionales e internacionales deben tomar las providencias para dar alimentos y agua a la población humana y animal.

A esta crisis agrícola por la falta de agua se suman los altos costos de la energía eléctrica, del transporte terrestre y marítimo, del combustible y aceites, de los insumos agropecuarios, equipos y maquinaria, y los impuestos.

En nuestra agricultura venimos cargando problemas estructurales, con poco avance y con el agravante de que la población cada día crece con mayor demanda de servicios y especialmente de alimentación. Es un absurdo continuar con una productividad de 20 quintales de maíz por manzana, una producción de 2.5 litros por vaca y con índices reproductivos de nuestra ganadería bovina del 38-42%, sin un programa de mejoramiento genético, pero con una corrupción institucional gigantesca, así, realmente, no nos lleva a ningún lado.

Además, con políticas publicas agrícolas desarticuladas, sin un sistema de generación y transferencia de tecnología, con un déficit increíble de infraestructura productiva, sin acceso a mercados y sin inteligencia de mercados, con una banca miedosa, sin créditos blandos y flexibles, sin seguros agrícolas amplios, con cadenas productivas débiles y sin asomos de formarse, deficiente asociatividad de los productores, disminuida diversificación de la producción agrícola, con pobres procesamientos para poner valor agregado, no seremos, ni por asomo, competitivos.

Los nuevos paradigmas en el manejo de los recursos naturales deben enfocarse a sistemas de producción más amigables con el ambiente, para mejorar la situación crítica de los recursos hídricos del país. Desde hace décadas viene una paulatina destrucción de las montañas que son productoras de agua.

El gobierno, la banca, los productores e industriales agrícolas deberían comprometerse a desarrollar y producir el equivalente en el área de tierras a lo que corresponden a las importaciones de granos básicos, hortalizas y frutas, lo mismo que, desarrollar la infraestructura productiva pecuaria necesaria equivalente a la importación de carne de cerdo y bovina, lo mismo que la importación de leche fluida y en polvo y sus derivados.

Para enfrentar esta crisis agrícola 2019-2020, el gobierno debe establecer un ágil programa de readecuación de deudas y rehabilitación con dinero fresco a los productores agrícolas para reactivar las unidades de producción y crear a partir del 2020-2021 un novedoso Programa Gubernamental Financiero con su propio esquema de prestamos agropecuarios a una tasa de 0% interés, orientado a vigorizar la producción agropecuaria y la producción de alimentos que mayor impacto tienen en el costo de la canasta básica. Es de imperiosa necesidad fortalecer el Banadesa, único brazo financiero del productor agrícola.

Finalmente, Honduras está enferma de maldad e injusticia, y esta es la principal causa para que los cielos estén cerrados y no haya lluvia, pero Dios nos da la salida en lo escrito en la Biblia: 2ª de Crónicas 7:14 “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieran de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonare sus pecados, y sanare su tierra”. Queda planteado.