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Primero fue el peyote, droga ancestral usada por los aborígenes y nativos de la América precolombina. “Anda maiciado”, era la bebida hecha a base de maíz utilizada por los mayas y sus ancestros y que aún se utiliza en diversas comunidades rurales, su nombre actual es “gato de monte”.

En tiempos de la Colonia era el vino, el tabaco y la cerveza artesanal llamadas bebidas espirituosas.

Recordar cuando con suspicacia se hablaba de que ciertas personas fumaban “monte” y que se volvían hilarantes, expresivos, sus ojos se tornaban vidriosos y que andaba en onda porque el pericazo era bueno y era de la hierba punto rojo, envuelta en papel de cigarro para usarla para gozo personal y grupal imitando a los peludos del rock and roll.

Eran los años 60 del siglo XX, después se hablaba de la psicodélica, aumentaba las visiones y provocaba éxtasis a los que la usaban, más con el uso del alcohol en sus diversas formas eran explosivas, dejando a muchos en estado de coma y aún muerte.

Cuando a la hoja de la coca utilizada por los indígenas de los Andes, para contrarrestar los efectos de las alturas, las largas caminatas que provocaban fatiga y hambre, se adulteró salió el producto llamado cocaína, esta producida en los países de Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela se comenzó a comercializar hacia Estados Unidos, se empezó la narcoactividad que ha tenido diversas facetas en nuestro país.

Los primeros paquetes eran tirados en el mar Caribe y las olas los llevaban a la costa de La Mosquitia, en donde los pobladores empezaron a recorrerlas para encontrar primeramente paquetes y después fardos, la que era comprada por pesqueros de las Islas de la Bahía.

La droga se fue diseminando por todo el litoral atlántico, surgieron los carteles donde la violencia, el sicariato, la compra de conciencia de las autoridades policiales, militares y políticas se dieron por las cuantiosas regalías que les proporcionaban a estos para poder adquirir residencias e insumos de lujo, dándose vidas de reyes.

Cuando la corrupción y la impunidad se anidan en la colectividad, en los poderes de la nación, el Estado se vuelve fallido, ya que se entra en un estado de hacer y dejar de hacer. Para qué denunciar a los narcos traficantes, si las caravanas de carros blindados que traían en su interior la droga eran custodiada por gente pertrechada de fusiles y municiones de alto poder destructivo y estas caravanas eran también custodiadas por la Policía y militares y era poner en riesgo y peligro la vida del denunciante porque aún los que recibían la denuncia estaban coludidos y después era visitado por sicarios que lo mataban.

Y para hacer posible que la droga pasara por el suelo patrio se empezó a sobornar a políticos que llegaron ser diputados, alcaldes y presidentes, estos se hacían de la vista gorda y se empezó la captación, almacenaje, distribución a gran escala, las avionetas caían vez tras vez, año tras año. Pasando de ser un corredor de tránsito a producirla en varios laboratorios que han sido descubiertos e incautados.

¿Por qué hoy nos vamos a las calles en señal de protesta y pedir la renuncia del primer ciudadano porque se le ha señalado de haber recibido canonjías del crimen organizado?

¿Por qué los maestros y empleados públicos en tiempos de “Mel” no se fueron a las calles solicitando la renuncia de este cuando las avionetas de narcotraficantes caían como Pedro en su casa y la criminalidad se disparó?, será porque se recibieron las prebendas del pago del Estatuto del Docente, o porque los empleados públicos empezaron a percibir aumentos salariales nunca antes vistos, porque dieron bonos exclusivos a determinados gremios, o porque se incrementó el salario mínimo y con el maíz regado nadie se ponía a piar. Solo pregunto. Ya que nadie protestaba, estábamos satisfechos. Y el avioncito cayó en Toncontín cargado de billetes y nadie dijo nada, dicen que fue un regalo, pero nadie lo reclamó, solo las valijas salieron y los pilotos también que se perdieron en las transitadas y escabrosas calles de la ciudad de Tegucigalpa.

¿Por qué en los tiempos de “Pepe” las avionetas caían con tanta frecuencia y llegamos tener los mayores índices de muertes violentas y solo se comentaba; “ajuste de cuentas” y su propio hijo, ante vista y paciencia del mandatario, se hizo contrabandista a escala mayor, donde se dieron contratos millonarios a organizaciones de criminales narcotraficantes? Nadie dijo nada.

¿Por qué ahora si nos vamos y estamos solicitando que dimita el Presidente? Las razones todos las conocemos, su hermano es conocido como traficante, apañado primeramente por el clan Valle Valle, y de donde empieza a escalar y después llega a ser distribuidor en gran escala hacia Estados Unidos del alucinante.

Porque ha sido mencionado en la corte federal del estado de Nueva York, más lo que no se entiende es que los gringos juegan con doble cara, ya que al tener esta mención por parte de narcotraficantes donde menciona la entrega de billete para financiamiento de campaña política los mismos gringos dicen que es un gran apoyo en el combate de la narcoactividad, que es un amigo y lo saludan y le dan la mano, los “cheles” dan palmaditas en el hombro, pero por atrás son puñaleros.

Hoy nos debatimos entre si es o no lo es, hoy nos polarizamos más, hoy comenzamos una guerra que dejará secuelas funestas, hoy abrimos los ojos y aunque sabemos que algunos mencionados por la prensa, que permitieron las narcoavionetas, que no movieron siquiera un dedo para evitar esta mancha, saldrán a las calles exigiendo lo que ellos permitieron.

El polvo ha inundado la sociedad, esta cada día está más decadente, nos hemos convertido en un narcoestado, donde todos como Estado les hemos fallado a las futuras generaciones, salimos a las calles a exigir un basta ya, tal vez con tanto polvo regado y en el ambiente flotando recibimos un pericazo de polvo gratis.