Columnistas

Saldremos avante! ¡Sí o sí! Y entenderemos que la Honduras real, la que no clasifica en ni “de aquí ni de allá”, es esencia pura de valor. Que el mundo no gira en derredor de quienes transpiramos Honduras y Partido Liberal o cualquier otro, o de quienes viven pensando que la política es todo.

Quienes han vivido de la política y quienes ahora aspiran a revalorizarse en ella y no en sus emprendimientos personales quizás lleguen a comprenderlo: no son el centro del mundo ni de nuestro país ni siquiera de su ciudad capital. Aun con tanta presencia mediática y el empeño de quienes se aprovechan de ellos, haciéndoselos creer. Desde ese ángulo, la vista puede señalar a Honduras como país de egoístas. Por el defecto que exhiben: o algo es de ellos o no será de nadie más. Como macho alfa despechado. Pero esa, la de unos cuantos egoístas, no es la Honduras real. La Honduras real trabaja, sueña y, segura, vislumbra un futuro mejor y lo construye. Basta observar el acontecer en los mercados, en donde llueva o el sol queme se trabaja y muy duro. Literalmente, de sol a sol. Ahí la vida no se detiene, el dinero circula producto del ingenio y del arrojo, no se depende del agrado del político, el que trabaja, come. Sin ostentaciones de ningún tipo y como en cualquier otro lado, circundado, sí, por delincuencia y miseria. A los que dicen aspirar a posiciones cimeras para salvar Honduras, el caminar entre puestos del mercado les da mucho miedo. Contradicciones. No les ha dado al socializar, obsecuentes y engreídos, con peligrosos narcos o decididos ganzúas del erario público. El desaliento social que nos abruma será superado. Tendrán que aparecer otros dirigentes. Compatriotas determinados y visionarios en el bienestar de Honduras. Ya no podrán engañarnos quienes ven en el poder una más de sus metas egoístas, en vez, de la entrega, el sacrificio y el compromiso que demanda. El poder no es para corromperse ni corromper, es para servir. Empezará a entenderse y saldremos avante.