Quienes estudian la política internacional afirman que la intervención norteamericana en asuntos de Irak, Libia, Corea Norte y, hoy, Siria con el proyecto de aislar y luego derribar al gobierno de Irán, no es sino un organizado esquema para cortarle los campos de influjo y relaciones a la República Popular China (Zonghua Renmin Gongheguo), cuyo crecimiento amenaza transformarla en grave competencia de Estados Unidos. De esa nación con nueve millones de kilómetros cuadrados se calculaba que, en el año 2045, alcanzaría similar índice de desarrollo que el estadounidense, pero nuevas mediciones y proyecciones estiman que marcha a tal velocidad que ese parangón ocurrirá más bien en 2026, cuando dejará a EUA en segundo plano como potencia económica. Cercar a China es, por ende, objetivo norteamericano de sobrevivencia y de allí que por lo mismo carezca de escrúpulos al momento de inventar excusas para guerras.
La dirigencia China tampoco es ingenua ni indulgente. Tras conquistar la confianza de un singular número de gobiernos africanos procura ahora alianzas con Latinoamérica. La primera relación estratégica abierta en la zona fue con Brasil, con cuya mandataria Roussef el presidente Xi Jinping firmó, durante la V Cumbre BRICS, siete codicilos políticos, culturales y comerciales tendentes a forjar esquemas de cooperación mundial. Con México hizo en Abril lo mismo. Y luego siguió a Perú, donde repitió el programa. Las importaciones chinas desde Latinoamérica totalizarán US$ diez billones (10 000 000 000 000) en 2013, nada despreciable como negocio.
La Asamblea Popular China invitó al presidente del congreso ecuatoriano a visitarla y tras el arribo a Beijing de Ollanta Humala, dignatario de Perú, acordaron crear en el Instituto Hebei Normal un Centro de Estudios Peruanos, dedicado a promover la enseñanza de los idiomas de cada cual. Cuba dispuso trabajar con la norma sino digital DTMB (Territorial Multimedia Broadcast) para su nueva era televisiva moderna, mientras que el banco central de Bolivia aceptó, diversificando inversiones monetarias internacionales (así como librarse de inestables dólares) trasladar algunas de sus cuantiosas reservas estatales a Yuanes, en principio unos US$. 250 millones.
Qiu Yuanping, doctora en español y relaciones americanas, miembro de la CCPPCh (Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino) afirma que la región aún no establece un foro de cooperación con China, cosa que urge. Cada vez hay más instituciones que estudian desde China al continente, en particular la Academia de Ciencias Sociales y muchas organizaciones más. Cada año viajan millares de alumnos a Latinoamérica, dice, a estudiar español y cultura, para lo que abundan becas, de uno a otro lado.
La apertura diplomática de ciertos países sudamericanos hacia China, eco de su independencia, es inevitable. Y por tanto conviene estudiar el modo en que se puedan articular políticas económicas de beneficio mutuo entre China y nuestro continente. Argentina, ejemplo, exporta tanta soya a China (US$. 14 mil millones) que recompuso gracias a ello su economía desde 2006; Brasil vende tanto jugo cítrico a Beijing que lo fleta en buques-tanques; La Mosquitia podría generar a científicos chinos tanto interés farmacéutico que de ello podría vivir el país (ciertas biotecnologías cubanas están lográndolo); Chile alcanzó en 2007 intercambios comerciales con esa nación continental por US$. 14 710 millones; el oriental es un país astuto que evade imponer su cultura a LA, como hace EUA.
En 2007 Costa Rica formalizó relaciones con China Popular y, un año más tarde, ese país sugirió a sus 46 millones de turistas anuales visitar la “Suiza” centroamericana. Le regalaron un estadio deportivo y dos mil becas para arte, negocios y comunicación.
¿Nación imperialista dentro de cincuenta años?... Es probable. Pero son brutos, ciegos diputados nuestros, ignorantes sin perdón: se escribirán vuestros nombres en bitácoras de infamia por incapaces para avizorar hacia dónde marcha el mundo. Aunque poco importa. Confucio afirma que “todas las sombras de la noche son incapaces de apagar una vela…