Cartas al editor

Del Derecho romano aprendemos que la formación, la experiencia y la responsabilidad deben adornar a quien desempeña un cargo público, y que es recomendable encontrar los mecanismos jurídicos, al menos los objetivos que consigan estos fines, y que ellos sí encontraron y aplicaron en su etapa de mayor perfección jurídica.

Se considera la experiencia como un valor imprescindible cuando se trata de realizar tareas que resuelvan alguna cuestión controvertida, dejando en manos del órgano colegiado la posibilidad de cambiar o no requisitos, siguiendo criterios de oportunidad y no de legalidad.

Si se nos dice que la forma es garantía, es decir, que el cómo proceder, atendiendo al derecho, da seguridad jurídica a todo el sistema, el tiempo, el cómo o el cuándo, también da solidez al estado democrático y de derecho.

No es fácil definir en pocas palabras un sistema jurídico que procure enormes cambios en el interior de Honduras y en su relación con el mundo exterior.

La intención que se persigue consiste en borrar el menjurje político y que participen todos los sectores de la sociedad en un plano de igualdad y correspondencia. Esta afirmación resulta improbable de cumplir.

Algunos analistas son del criterio en cuanto a que la elección debe hacerse por medio de una votación popular. Nuestra nación se ha planteado retos y posibilidades para garantizar la independencia e imparcialidad del sistema de justicia, un llamado que han realizado diferentes sectores de la población.

Hay desafíos sobre el mecanismo de selección de las magistraturas identificados y documentados por la sociedad civil hondureña e internacional, así como por instancias internacionales de derechos humanos. Estos retos impactan en la legitimidad y credibilidad del sistema judicial, pero, además, en su capacidad para garantizar la protección efectiva de los derechos humanos.

Tags: