Cartas al editor

¿Cuál lenguaje inclusivo?

Sin creerme dueño de la verdad absoluta, porque al menos nosotros los humanos no la tenemos, y partiendo de que soy un poco conocedor de la lengua como profesor de Español, me gustaría exponer mi punto de vista sobre el llamado “lenguaje inclusivo”.

Desde mi perspectiva, no podemos modificar el lenguaje solamente por una ideología, puesto que de nada sirve decir “todes” en lugar de todos cuando las políticas que rigen una sociedad no son verdaderamente incluyentes.

Por supuesto que a todo ser humano con alguna discapacidad se le deben facilitar aquellos procesos que le sea muy dificultosos, pero daré ejemplo quizás trillado, ¿de qué sirve que en un restaurante me saluden diciendo que son inclusivos por cambiar una vocal si no saben Braille o lenguaje de señas? ¿O que reciban a la gente diciendo buenas tardes a todos, todas y “todes”? Ya solo el hecho de decir todos nos incluye a todos en lo absoluto.

Tampoco es correcto decir niños y niñas, que también ahora recalcan que al decir Día del Niño se deja por fuera a las niñas, porque en español, nuestra lengua materna, el plural masculino ya incluye ambos géneros gramaticales, en la comunicación se busca que el mensaje sea directo, breve, pero en un discurso además se torna aburrido.

Es incorrecto decir hermanos y hermanas, hondureños y hondureñas, o el caso que está de moda en el país y que la mayoría de periodistas o comunicadores sociales han adaptado, “presidenta”, pero para los que no saben el participio activo del verbo ser es ente, que tiene entidad, por ende, a la persona que preside se le dice presidente, independiente de su género, es estudiante, no estudianta; ni pacienta, es paciente.

Querer creer que me están incluyendo por cambiar una palabra o una letra mientras el entorno sigue igual me parece absurdo y errado, nuestra lengua es muy hermosa, es muy rica y además muy compleja, muchos la hablan, pocos la entienden.