Andrés Ehrler: “Sin estrategia y con inestabilidad política, Honduras pierde la carrera turística regional”

El titular de Canaturh denunció "inseguridad percibida, falta de estrategia nacional, inversiones insuficientes y baja prioridad en planes de gobierno frente a elecciones"

  • 26 de noviembre de 2025 a las 19:10

Tegucigalpa, Honduras.-En una nueva edición del programa Hablemos de Política, producido por LA PRENSA y EL HERALDO, la periodista Kimberly Molina sostuvo este miércoles una amplia conversación con Andrés Ehrler, presidente de la Cámara Nacional del Turismo de Honduras (Canaturh), sobre cómo el clima político, la incertidumbre electoral y las decisiones institucionales han impactado al turismo hondureño durante los últimos años y lo que se proyecta para las próximas elecciones.

El representante empresarial ofreció un diagnóstico crítico que abarca desde la caída del turismo interno hasta la pérdida de competitividad regional, pasando por los efectos de la inseguridad, el deterioro de infraestructura y la falta de una estrategia nacional.

Una afectación que comenzó en 2009 y no se ha detenido

Ehrler afirmó que el turismo hondureño no sufre únicamente una crisis reciente. Señaló que desde 2009, cada conflicto político, crisis poselectoral o cambio de gobierno ha repercutido directamente en la industria turística. Recordó que las crisis de 2013 y 2017, así como cualquier acto político que afecte la estabilidad institucional, provocan caídas inmediatas en la llegada de turistas.

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Describió al turismo como “muy bueno para desarrollar un país, pero también muy frágil”, dado que cualquier factor externo lo desestabiliza: huracanes, enfermedades animales, crisis sanitarias o incluso declaraciones políticas que afecten la imagen del país.

Subrayó que esta industria genera alrededor de 300 mil empleos, por lo que su vulnerabilidad arrastra a amplios sectores de la economía.

Turismo vs. visitantes: la diferencia que distorsiona las cifras

El presidente de Canaturh explicó que, aunque el Gobierno presenta como crecimiento turístico el aumento de visitantes, esa cifra no refleja la realidad del turismo formal. Indicó que solo se considera turista a quien pernocta, se hospeda y consume en el país.

Aclaró que el aumento de cruceristas en Roatán ha elevado el número total de visitantes, pero no el ingreso económico proporcional. Indicó que desde el inicio del actual gobierno, el gasto promedio del crucerista aumentó únicamente 12 dólares, situándose apenas entre 92 y 94 dólares, cifra que calificó como insuficiente.

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Además, afirmó que turistas provenientes de Estados Unidos, El Salvador y Guatemala, los principales mercados emisores, han disminuido cerca del nueve por ciento, debido a políticas migratorias, temores internos y campañas turísticas más competitivas de países vecinos.

Caída de 15% a 20% en ventas y un turismo interno debilitado

Ehrler detalló que marzo registró la primera gran contracción turística del año, especialmente en el mercado nacional. Expuso que, aunque muchos hondureños viajan al exterior en temporadas como la Semana Morazánica, pocas veces se analiza cuántos visitan destinos internos. El turismo nacional, dijo, depende directamente de factores como economía familiar, seguridad y estado de la infraestructura.

Criticó el deterioro de carreteras que conectan destinos clave, incluida la ruta hacia Coyolito, el litoral atlántico y la zona sur. Sobre el corredor turístico del Caribe, señaló que presenta “cientos de baches sin mantenimiento”.

Las empresas del sector reportan una caída en ventas de entre 15% y 20%, cifra que calificó como preocupante en un contexto donde debería existir crecimiento y generación de empleo. Añadió que el reciente conflicto entre militares, el Consejo Nacional Electoral, políticos y el Congreso Nacional ha provocado que la población “retenga su dinero”, un comportamiento similar al observado durante la pandemia.

Además, mencionó el impacto de la salida de la maquila y de organismos como USAID, que dejaron más de tres mil trabajadores fuera de sus empleos, reduciendo el consumo turístico de la clase media.

Inseguridad, invasiones de tierra y el daño a la imagen del país

Ehrler afirmó que el turismo depende directamente de la percepción de seguridad. Denunció que algunas comunidades turísticas han sido afectadas por invasiones de tierra vinculadas a grupos políticos, mencionando casos en Trujillo, Balfate y la vivienda de la ministra de Turismo, lo que genera temor entre turistas nacionales y extranjeros.

Recordó que durante los últimos diez años ningún turista ha muerto ni sufrido percance en Honduras, un dato que debería comunicarse de manera más efectiva. Sin embargo, criticó que la estrategia oficial se ha centrado en la confrontación y en la difusión de cifras de violencia, lo que proyecta inseguridad y perjudica la atracción de visitantes.

Comparó la situación hondureña con la de El Salvador, país que pasó de menos de un millón de turistas a cerca de cuatro millones, con crecimientos de 42% a 60% anual, gracias a una estrategia basada en Surf City y en la promoción de la seguridad. Destacó también el crecimiento turístico de Guatemala, que supera el promedio mundial.

Estrategia ausente, inversiones insuficientes y demandas de cara a las elecciones

El presidente de Canaturh afirmó que, tras la pandemia, se esperaba que las autoridades impulsaran una recuperación sólida mediante una estrategia conjunta con el sector privado. Recordó avances alcanzados durante el gobierno de Ricardo Maduro, cuando el país superó por primera vez el millón de turistas.

Aunque reconoció decisiones acertadas en materia aeroportuaria y destacó el papel de Ricardo Martínez en la reforma de los tres aeropuertos nacionales, reiteró que la interconectividad aérea no basta sin un producto turístico definido. Honduras —expuso— debe decidir si quiere promover turismo de aventura u otro segmento, y alinear infraestructura, promoción y desarrollo, así como hizo El Salvador con el surf.

Sobre las elecciones, señaló que es clave evaluar qué propuestas concretas presentan los cinco aspirantes presidenciales para fortalecer el turismo. Recordó que el plan de gobierno de la actual administración dedicó “menos de media página, con letra grande” al sector, lo cual evidencia su baja prioridad.

Criticó además el modelo de organizaciones de gestión de destino, el cual —dijo— fracasó en Atlántida y sigue siendo inviable por falta de financiamiento. Añadió que el Gobierno no invierte fondos propios en turismo: los 280 millones de lempiras destinados al sector provienen de la tasa turística pagada por los usuarios y administrada por empresarios, así como del canon de los puertos de crucero en Roatán.

Mientras tanto, países como Guatemala invierten más de cuatro millones de dólares en campañas turísticas, mientras Honduras ha triplicado la cantidad de empleados públicos en la Secretaría de Turismo sin lograr una gestión eficiente.

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