“La fama empezó a alterar mi humildad, mi sencillez y empezó a darme (la fama) cierto poder y control que yo creía que tenía todo aquí y que si yo decía: ‘quiero eso’, lo podría conseguir. Ese era el sueño de poder tener esposa, una familia, una casa grande, un coche bonito. Cuando tuve todo eso me di cuenta que no estaba contento, estaba odiando lo que debía amar y estaba amando lo que tenía que odiar”, dijo el exactor.