Honduras Covid-19

La honestidad, necesaria para un país digno

Por: Redacción El Heraldo
30.08.2020
- Ante la ingobernabilidad, la corrupción, la pobreza y el desempleo es urgente un cambio en todos los niveles para garantizar la supervivencia de honduras
30.08.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-La pandemia del covid-19 ha dejado estragos en Honduras y el mundo, el futuro no se pinta tan positivo como quisiéramos, pero, a pesar de todo, es importante centrarse no solo en los efectos negativos que esto genera, sino también en los cambios que como hondureños podemos impulsar.

Para Isolda Arita, directora de la Editorial Guaymuras, que en agosto cumple 40 años de fundación, después de la pandemia Honduras solo empeorará, por lo que es urgente ser generadores de cambios en todos los niveles, desde la política, la convivencia con los demás y el ambiente, entre otros aspectos que ella señala como relevantes.

Arita, licenciada en Periodismo, vicepresidenta de la Cámara Hondureña del Libro y coeditora de la revista Envío-Honduras, ha sido columnista y editorialista de diario EL HERALDO, además ha realizado estudios de ética y política.

FORTALECIMIENTO DE LOS VALORES

Nueva relación con el ambiente

Esta es una corresponsabilidad del Estado y la sociedad. El coronavirus ya estaba aquí y las quemas de bosques continuaban, hasta que llegaron las lluvias. Además, pareciera que el hondureño tiene una varita mágica para convertir cualquier espacio vacío en basurero. Con estas prácticas no hay manera de mejorar nuestra calidad de vida.

Erradicar la corrupción pública

Esta es una prioridad y la demanda más sentida de la ciudadanía, pero no se escucha. Para ello tienen que funcionar los organismos contralores del Estado, pues ya está visto que no bastan las denuncias de las organizaciones de la sociedad civil.

Practicar la solidaridad

La discriminación y estigmatización de las personas sospechosas de contagio, o afectadas por el covid-19, es condenable e injustificable. Además de la falta de educación e información precisa de los entes responsables, esto indica que las iglesias y muchas organizaciones de la sociedad civil no han hecho bien la tarea.

Gestión pública más eficiente

Las autoridades deben hacer bien su trabajo con el mínimo de recursos y en el menor tiempo posible. Nunca ha sido así y esta emergencia lo confirma. Predominan las decisiones tardías y las compras sobrevaloradas, extemporáneas y algunas hasta innecesarias. A esto se suma la distribución inequitativa de los recursos. Por ejemplo, la gran empresa privada y la banca comercial ya son las mayores beneficiadas con la pandemia.

Aprender a convivir

No hemos aprendido a convivir. La violencia sigue siendo el recurso privilegiado para resolver cualquier conflicto. Así lo demuestran las numerosas denuncias por violencia doméstica e intrafamiliar, los atentados contra la vida, los accidentes viales y el abuso de consumo de alcohol y drogas, que ni la pandemia ha logrado reducir.

Debe funcionar el sistema republicano

Muy poco se enderezará si en el país no funciona el sistema republicano. Es urgente que, de verdad, la soberanía resida en el pueblo, junto con la separación y el equilibrio de poderes. Esta es la mejor manera de combatir la corrupción, de hacer una gestión eficiente de los recursos públicos y de lograr la gobernabilidad.

Asegurar la sostenibilidad de los cambios positivos

Nuestra historia es una suma de avances y retrocesos. Cualquier beneficio para la sociedad rápidamente es destruido por los enemigos del bien común. Ejemplos: la reforma agraria, el proceso de desmilitarización, la Maccih, incluso el Estado laico hoy es una ficción.

Valorizar el conocimiento

Esto va más allá de invertir en educación. Se trata de fomentar el acceso a nuevos conocimientos y el aprecio por los bienes culturales más allá de enseñar las primeras letras. La expansión del hábito de la lectura, de bibliotecas públicas, de una nueva actitud ante nuestro patrimonio cultural, pueden hacer la diferencia para reducir nuestras vulnerabilidades.

Transformación de partidos políticos

Los partidos deben asumir su función esencial: ser intermedia
rios de las demandas ciudadanas ante el Estado. Ya es hora de que abandonen las prácticas caudillistas y clientelares, y busquen su autosostenibilidad para dejar de ser parásitos del erario. La “democracia” es cara en países como el nuestro, donde la política solo es un medio para el enriquecimiento ilícito.

Priorizar la salud y la educación

Sí, se dice todo el tiempo, pero no se cumple. Sobre todo, en los últimos años, el presupuesto público se ha destinado a fortalecer la defensa y la seguridad, y a construir infraestructura superflua, en desmedro de la salud y la educación. Los desafíos del presente demuestran que no podemos seguir por esa ruta.