Tegucigalpa, Honduras.- Afianzar la unidad dentro de sus partidos políticos es el principal reto que enfrentarán los precandidatos ganadores en las elecciones primarias, ya que un fraccionamiento interno los conduciría hacia una eventual derrota en las generales de noviembre próximo.
Así lo vaticinan varios analistas políticos, quienes proyectan que el desafío es mayor dentro el Partido Liberal, en el que no se ve un liderazgo sólido, pero si son visibles los precandidatos Salvador Nasralla y Jorge Cálix en plena confrontación, a tal extremo que no firmaron el pacto de respeto a los resultados de los comicios internos.
De esta forma, el proceso electoral primario, programado para este domingo 9 de marzo, entró este martes en su fase crucial, con proyecciones de un desenlace impredecible dentro del liberalismo, no así entre los nacionalistas y el Partido Libertad y Refundación (Libre).
Asimismo, los dos precandidatos más fuertes dentro del liberalismo a lo largo de su recorrido político no han mostrado dotes de hábiles negociadores, o de grandes componedores, por lo que la unidad después de las internas se presagia más compleja, dicen analistas.
Un panorama impredecible
Para el abogado y analista Oliver Erazo, el Partido Liberal ha tenido que sobrevivir 16 años en la llanura. “Ha logrado soportar la traición de uno de sus miembros, cuyo partido lo llevó a ser presidente, pero olvidó la consigna de la institución. Tengo que reconocer que gracias a su decisión histórica el país no cayó en el socialismo en el año 2009”, dijo.
Curiosamente, prosiguió, aquellos actores del 2009 son “exactamente los mismos que desde un nuevo frente ahora buscan terminar de partir al Partido Liberal. Frente a tales amenazas, sin duda que después de las primarias el liderazgo de este ente político debe apostarle a la unidad, de lo contrario un triunfo sería imposible”.
“Los que no decidan unirse después de los resultados oficiales, y se lo digo de forma imperativa y categórica y sin mediar posibilidad de otro escenario político, es porque eran los caballos de Troya que Manuel Zelaya Rosales introdujo dentro del Partido Liberal. Así de sencillo”, alertó.
Refiriéndose a Jorge Cálix, a quien llamó advenedizo, dijo que el Partido Liberal le dio la oportunidad de participar dentro de sus filas y “lo menos que pueden hacer, si sale perdedor, es ser agradecido y en el acto sumar fuerza y unir compromiso, energía y capital. No cabe el escenario del desagradecimiento, o porque yo creía que iba a ganar, o porque según las encuestas que yo pagaba, es que iba a ser el gran ganador”, reflexionó Erazo.
Consideró que gane quien gane dentro de los liberales, tiene que trabajar duro para unir filas, porque no hay la figura omnímoda de un líder o un “outsider” genuino. “Todos los precandidatos son políticos con mañas, que por lo menos, con participación en procesos electorales anteriores, pero no tienen la capacidad para negociar partiendo de los resultados”, expresó el analista.
Incluso, advirtió que el Partido Liberal después del proceso tiene que ser capaz de unir y hacer alianzas con el Partido Nacional para recuperar la dirección de la nación. “En este momento los liberales son el único partido que realmente tiene la opción de llegar a Casa presidencial y darle por lo menos un ambiente o un compás de paz, de cohesión política y social a este país”, sostuvo Erazo.
Entre tanto, el también abogado y analista Augusto Aguilar consideró probable que al final de las primarias una buena parte del liberalismo no estará de acuerdo con ninguno de los dos candidatos porque no reúnen desde el punto de vista de la afiliación establecida en el estatuto de la institución, que exige cinco años de militancia como mínimo. Al ganador le va a costar el convencimiento de las bases para que puedan aceptar su candidatura, presagió.
¿Disciplina o “borreguismo”?
El impacto de los resultados de las primarias dentro del Partido Nacional no avizora grandes consecuencias en sus filas, a pesar de que hay un grupo que disimuladamente exige la renovación de las estructuras del partido y por otro que está a favor del expresidente Juan Orlando Hernández, preso en Estados Unidos por narcotráfico, sostuvo Erazo.
Erazo es de la opinión que el resultado de las primarias dentro del partido de la estrella solitaria, donde el caudal de votos podría caer, provocará un sisma, sobre todo porque su dirigencia es obsoleta, está vinculada a diversos actos de corrupción y con “muy poco espacio de inteligencia política”.
“Es una dirigencia que negocia sin importarle mucho los principios del partido y el bienestar de la población hondureña. Negocia con los que ostentan el poder para canjear impunidad, para tener acceso al poder” y eso a las bases no les gusta, añadió.
“El Partido Nacional es disciplinado en relación con la cúpula, pero no en relación con su militancia. Entre la dirigencia hay un gravísimo error de creer tener un partido de borregos, pero no es así”, relató el profesional del derecho.
“Lo que pasa es que la inconformidad en esta institución es menos mediática, las encuestas revelan que la precandidatura más fuerte no alcanza ni siquiera el 65% de los votos de los nacionalistas, pero por ahí aparece el nacionalismo romántico de los dos gobiernos del expresidente Juan Orlando Hernández. Hay que tener claro que el juanorlandismo no es nacionalismo. Aquí hay una disputa entre la vieja guardia y una juventud que exige renovación”, describió Erazo.
Entre tanto, el analista Miguel Cálix proyectó que por primera vez la situación de los nacionalistas se va a parecer a la de los liberales. Afirmó que, por lo general, después de estos comicios, los liberales quedan uniendo los pedazos y la negociación del “caudillo era importante, mientras que los nacionalistas siempre han tenido un bando hegemónico, que en esta ocasión no es tan fuerte”, señaló.
“El nacionalismo necesita de la unidad para no derrumbarse totalmente. Esta unión pasará por los resultados que saque cada movimiento. El desafío será negociar con la facción del juanorlandismo, en el caso de que este movimiento obtenga un porcentaje grande de votos o figuras importantes se impongan en los departamentos”, esbozó Cálix.
Libre y la polarización
Según Calix, el reto dentro de Libre —donde la candidatura oficialista no tiene mayor oposición y orbita alrededor de un viejo caudillo— no pasará por su unidad luego de la próxima contienda primaria, sino que se moverá sobre el desafío de cómo administrar electoralmente su crecimiento, partiendo de su posición como gobierno y “el uso de recursos públicos encaminados a subsidiar y comprar votos para las elecciones generales”.
“El reto del Libre será cómo crecer con un discurso tan confrontativo como el que han tenido desde inicios del gobierno. Ellos han encontrado en la polarización una herramienta de lucha para competir”, consideró.
Cálix no ve en Libre una desunión entre sus precandidatos, pero si se refleja entre la familia Zelaya y ciertos grupos del partido, al extremo que parte del liderazgo joven cuestionan tímidamente el rol hegemónico de Manuel Zelaya Rosales, el cacique del partido, mientras que otros abandonaron ese ente político y se unieron al Partido Liberal.
De la misma manera, Aguilar valoró que luego de los comicios primarios, la obligación de unificar a los movimientos de los partidos queda en manos del precandidato ganador, quien deberá mostrar destrezas de unificador para evitar llegar a las generales con un divisionismo.
“Históricamente, la cultura en el Partido Nacional ha sido de mucha disciplina, sus seguidores muy raras veces protestan o se oponen a las medidas que toman las cúpulas. Es toda una cultura de años, o sea que usted ve más unidad entre los nacionalistas que en los liberales”, aseguró.
En Libre, igual que el Partido Nacional, indicó que no observa mayor problema para la unificación. “Lo que sí es visible o se prevé es que muchas personas o militantes de Libre no estén conformes con la candidatura. Pero eso es a nivel personal, no a nivel de organizaciones o de movimientos”, afirmó Aguilar.
Igualmente, Erazo expresó que mientras la dirigencia de Libre trata de proyectar unidad, entre la militancia, pero hay resentimiento y odio. Gente que se siente ofendida y traicionada por la familia Zelaya que no pudo seguir sosteniendo el discurso de la narcodictadura, una vez que Carlos Zelaya, también conocido como “Carlón”, apareció negociando un millonario soborno con líderes de carteles de la droga.
Este analista lamentó que los hondureños vayan a unos comicios primarios en un ambiente de polarización, incluso a lo interno de sus partidos. Un tripartidismo que se puso de acuerdo para no realizar reformas electorales para mejorar la calidad de la democracia.