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Una nueva generación de actores hondureños

Cuatro talentosos jóvenes del Grupo Teatral Bambú, Teatro Memorias, Caja Negra y Lucem Aspicio comparten sus historias sobre las tablas en el marco del Día Mundial del Teatro.

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27.03.2013

Se abre el telón y el público observa expectante. Se abre el telón y los actores inician su espectáculo. Se abre el telón y ahí están ellos, los nuevos y los “viejos”, jóvenes y adultos, hombres y mujeres representando una obra dentro de la cual se está gestando la historia de sus propias vidas, la verdadera obra.

Se abre el telón y el público será testigo de que en Honduras sí hay teatro, hay dramaturgos, hay actores y, sobre todo, que en Honduras sí hay talento, hay arte y una actividad constante. Se abre el telón y ahí están ellos, los nuevos rostros del teatro hondureño.

Y en el marco del Día Mundial del Teatro, que se celebra hoy 27 de marzo, Vida conversó con cuatro nuevos talentos del teatro nacional: Gabriela Valeriano, del Grupo Teatral Bambú (GTB); Larisa Muñoz, de Teatro Memorias; Ciria Reyes, del teatro Lucem Aspicio; y Jean Navarro, de Teatro Caja Negra. Todos tuvieron inicios diferentes en el teatro, todos han tenido que aprender la disciplina que se requiere para llegar a ser un buen actor y todos están subiendo el primer escalón de una carrera sacrificada y a la vez apasionante.

Gabriela Valeriano

Hija de Karla Núñez y Edgar Valeriano, del GTB, tiene 23 años y durante gran parte de ellos no mostró interés alguno por el teatro, actividad a la que se dedican sus padres. “Nunca me había dado por actuar, siempre era de ‘no me gusta’, ‘me da mucha pena’, y solo quería ser público”.

Fue hasta 2010 cuando su mamá emprendió un proyecto con actrices y actores jóvenes, que luego se convirtieron en los “Bambucitos”, un grupo formado en el seno del Teatro Bambú. “Ella me llamó y me dijo que si quería actuar y le dije que sí, entonces ahí empecé, me daban muchos nervios”, comentó Valeriano.


Y fue en la obra montada por su madre, “Criaturas”, que se estrenó como actriz. “Fue algo muy rico, fue el despertar de lo que me gusta y que estaba dormido”, expresó la actriz que ve al teatro como una profesión a la que quiere dedicarse. El teatro es “mi presente y mi futuro”. Gabriela está consciente de que apenas está dando el primer paso de su carrera, “me falta mucho, mucho, mucho por descubrir, yo vengo empezando, voy subiendo mi primer escalón”.

La obra más reciente que protagonizó fue “Juana la loca”, dirigida por Luisa Cruz, del GTB, en la que actuó al lado de su madre Karla Núñez y Leticia Tróchez, donde “las tres somos Juanas, pero mi personaje es el que sufre violaciones y golpes, yo soy Juana la que quiso ser, yo soy la Juana que quiso ser madre, quiso ser poeta”, y este papel es quizá el más difícil que he hecho”.

Larisa Muñoz

“A mis dos hermanas y a mí siempre nos ha encantado (el teatro) y participábamos en las obras en la escuela y el colegio, y con ellas nos metimos al primer curso de teatro. Es algo que hemos hecho siempre juntas, ya ellas se graduaron y han seguido con sus carreras, y yo tengo la oportunidad de estar en la escuela”, relató Larisa Muñoz.

La joven actriz que estudia en la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD) ha actuado en obras de teatro en la ENAD, y fue en 2013 que Tito Ochoa, director del Teatro Memorias, la seleccionó para formar parte de su nuevo montaje “Mucho ruido y pocas nueces”, de William Shakespeare, donde interpretó el papel de Hero. “Aunque la escuela es exigente, esto ya es otro nivel y la responsabilidad es muchísimo mayor y jamás en mi vida imaginé que iba a poder trabajar con ellos”.

La oportunidad de trabajar al lado de actores con años de trayectoria ha sido un reto para Larisa, y ser actriz en una obra de autor la obliga a dar el triple de esfuerzo para estar al nivel de la presentación, ya que el público merece ver un espectáculo de calidad. “Cada función es totalmente distinta, algo irrepetible cada vez que uno se presenta”, relató.

Ciria Reyes

Para ella el teatro no fue una inquietud, “es algo que ya estaba ahí, es algo innato, desde que estaba en la escuela ya estaba metida en todas las actividades que tenían que ver con teatro, actuación, presentaciones y todo”.

Ciria desde pequeña fue inquieta y extrovertida, y cuando estaba en la escuela formaba parte de un grupo que realizaba presentaciones de vez en cuando, “una vez hasta le hice de Virgen María y el dueño del colegio estaba horrorizado porque la niña más terrible había hecho ese papel, y todo el mundo estaba muerto de la risa. Después en el 2007 entré a la ENAD y me salí, no terminé, estuve menos de un año y después me vine para la universidad”.

Estando en la UNAH se integró al teatro Lucem Aspicio, con el que en cinco años ya ha realizado varias presentaciones.

El director de este grupo teatral es Rafael Murillo Selva, dramaturgo referente del teatro nacional, cuyos conocimientos los está traspasando a una nueva generación de actores que se está formando dentro de la UNAH, lugar donde Ciria le ha dado al teatro un sitio mucho más amplio en su mundo, al punto de que “el teatro me ha cambiado la vida por completo, es un aprendizaje social, cultural, en todos los ámbitos, me ha cambiado la vida a mejor, y es algo que amo hacer”.


La actriz es pasante de la carrera de lenguas extranjeras y ve el teatro “como mi presente y mi futuro, es parte de mi vida ya, es algo de lo que no me puedo desligar, que no puedo dejar”.

Jean Navarro

Sus inicios en el teatro se remontan a 2010, cuando Gary Názar lo motivó a formar parte del Teatro Caja Negra de la UNAH. “Al inicio éramos como cinco o seis, y lo que sirvió para unir al grupo fue una obra de creación colectiva, ya en 2011 el grupo se fue reduciendo y quedamos solo cinco, y fue cuando montamos nuestra primera obra de autor: ‘Aquí no paga nadie’, de Darío Fo, estos fueron mis inicios”, señaló Navarro.

Su formación ha sido con la línea de trabajo que Tito Ochoa le ha brindado a Gary Názar y que el actor de Memorias y director de Caja Negra comparte con ellos.

“Yo creo que son etapas diferentes que a cada quien le toca vivir, a mí en lo personal me ha gustado esa experiencia, porque sabemos que el teatro es tan grande que nunca se le va a abarcar en su totalidad, entonces tenemos esas ganas de querer aprender, de querer autoenseñarse y dejarse enseñar”.

Para Navarro estar en el escenario frente al público es un privilegio, y “es un lugar donde uno tiene que dar todo y en ese momento existe el teatro, en ese momento hay gente que lo está viendo y ese momento es irrepetible y hay que darlo todo”.

El actor de Caja Negra fue convocado por Tito Ochoa para formar parte de Teatro Memorias, esto le ha permitido ampliar sus perspectivas.

“Quiero seguir aquí y darlo todo, seguir aprendiendo, quiero graduarme de la universidad para dedicarme de lleno al teatro, quiero hacer de esto mi forma de ser, mi forma de vida”.

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