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¿Su pareja es sincera?...

Las mentiras y engaños dañan la relación y la destruyen.

31.07.2014

Tegucigalpa, Honduras

La confianza en pareja es esencial en una relación. Tener una gran confianza puede convertirse en una firme columna que sostiene y mantiene a la pareja. Teniendo confianza se evitan peleas, los celos e incluso rupturas.

Pero a veces se nos olvida que la confianza es importante y que es un recurso muy poderoso, es así como hacemos lo contrario provocando que la confianza se derrumbe hacia nosotros como una montaña.

Las mentiras pueden dañar hasta en lo profundo del alma, dejando a la otra persona con una gran herida difícil de cerrar.

En la relación se debe saber que no existen las mentiras piadosas o blancas, no hay mentiras buenas, todas son malas y tienen un efecto negativo en algún momento de la vida. Para mantener la confianza se debe tener en claro que hay que eliminar los engaños por completo.

Así que fuera mentiras. Si no quiere sufrir ni que sufran los demás, elimínelas, mantenga una gran confianza con su pareja simplemente diciendo la verdad y evite los engaños, será la única forma que esté feliz usted y las personas que le rodean y que más ama.

Sinceridad

También existen parejas que no han tenido nunca una buena comunicación, lo que obstaculiza la posibilidad de ser sincero en el momento que sea conveniente, lo cual puede dañar la relación.

Según la psicóloga Arleth Dávila, la mentira se expresa a través del lenguaje corporal, gestual y postural.

“Muchas veces nos delatamos de forma inconsciente e independiente de nuestra voluntad, porque forma parte de nuestro sistema de comunicación. Los gestos expresan emociones, sentimientos y actitudes”, señala.

Cada parte del cuerpo dice algo que en conjunto constituye el lenguaje corporal. El 55% de las comunicaciones personales se hacen por medio de señas y gestos, de los cuales el tono de voz representa el 38%, y el 7% restante lo constituyen las palabras.

Decir la verdad mejora la salud física y mental de las personas, según un estudio publicado en la última convención Anual de la Asociación Americana de Psicología.

Si ama a su pareja sea sincero con él o ella, asumir o creer que si le dice la verdad le perderá, es engañar. Mejor sea sincero y no mienta, porque si se aman superarán todo.

TIPS PLUS

Sumisión. La verdad nos hace libres y la mentira nos convierte en esclavos.

Serenidad. La culpabilidad perturba y angustia. Se manifiesta en la inquietud de enfrentar eventos y situaciones.

Consecuencias. Una sola mentira puede traer secuelas aún más graves que las que traería el decir la verdad y pedir perdón por la falta cometida.

Realidad. Solo basta una mentira para perder la confianza de los demás. Una sola mentira, porque de ahí en adelante la persona que se le mintió pondrá en duda todo lo que el mentiroso le diga.

Cambios. Cuando una persona miente se produce un cambio en la temperatura de la punta de su nariz, que aumenta o disminuye.

Experta opina

“Dentro de una relación de pareja, cuando mentimos por omisión nos encerramos detrás de las palabras. No abrimos la puerta de la verdad a menos que el otro traiga la llave exacta y haga la pregunta precisa. La decepción no llega cuando escuchamos lo que ocurrió en realidad, sino un poco antes, cuando nos damos cuenta que el otro rompió el acuerdo tácito de honestidad y confianza. En algunos casos las mentiras por omisión funcionan como mentiras piadosas que suavizan la realidad. Pero en una relación adulta se convierten en bombas de tiempo que tarde o temprano explotan y tienen consecuencias dolorosas. ¿Qué pasa cuando alguien no nos dice la verdad? Reaccionamos como lo hacen los personajes de las telenovelas: hacemos escándalo, usamos la situación para manipular las cosas a nuestro favor, nos ofendemos tanto que le negamos al otro la posibilidad de reparar el daño. Pero hay algo que tenemos que comprender: no es necesario mentir para ser aceptado, quien nos ama sabe o intuye cuáles son nuestras heridas, porque esas mismas heridas son las que nos impulsan a vivir y nos llevan a conectarnos con los demás. Creo que un amor profundo y maduro no mira los errores propios o ajenos como catástrofes irreparables, sino como oportunidades para aprender y crecer juntos”.

Arleth Dávila, Psicóloga

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