Tegucigalpa, Honduras
Para Omar Leiva, la séptima ha sido la vencida. “Invicto” en polémicas, tras las últimas seis finales de Liga Nacional que la Comisión de Arbitraje confió en su bandera, a El Progreso ha llegado el primer gran pecado capital de sus ocho años de carrera profesional...
Asentado en la Filial de la López Arellano, el de Choloma ha sido el centro de las críticas de la familia Atala, todavía el miércoles dolida por la revalidación del Gafete FIFA (se lo ganó en 2013) al juez que vio como fuera de lugar una acción lícita de Santiago Vergara que, quizá, pudo ser el gol del campeonato azul...
Gracias por atender la llamada de Zona, Omar Leiva. Bueno, ya ha pasado casi medio mes de la final del Apertura y usted sigue en el ojo del huracán... ¿Qué recuerda de esa jugada?
Yo veo a Santiago Vergara en fuera de juego y lo sanciono cien por ciento seguro... luego, cuando miro la repetición, se ve otra cosa.
He hecho un resumen de mi trabajo en esa final y sí, fue un fallo de apreciación.
¿Cuando sube al escenario a recibir la medalla, ya sabía que se había equivocado en esa acción?
No. Me entero hasta en la reunión que tenemos con el visor que nombró la CNA (Carlos Sánchez), que cenó con nosotros en el hotel después del juego: él abrió su laptop, me enseño el video y me comentó el error.
¿Cómo se sintió al saber que había fallado?
Mal. Por las personas que confiaron en mí, mi familia, mis compañeros, el arbitraje de Honduras... pero quiero dejar claro que no lo hice de mala fe.
¿Durmió bien ese sábado 19 de diciembre?
Esa noche, después de la cena, puse mi cabeza en la almohada y pude dormir con mi conciencia tranquila, porque no le he robado a nadie.
Sin embargo, la gente de Motagua no lo quiere ver a usted ni en foto...
Respeto lo que ellos digan, sé que invierten mucho en el fútbol, pero el título del Honduras no estuvo manchado, simplemente fue un fallo de apreciación que pasa a todos los niveles en el mundo.
Pedro Atala dijo que renovaron su gafete FIFA como premio por haber “cumplido la misión”...
A veces los dirigentes hablan por hablar y no entienden que para que nos den el gafete (primer mes de cada año) hacemos una prueba de inscripción en agosto y ahí es donde nos evalúan...
No es ningún premio ni es que cumplí alguna misión. Pero yo entiendo que es una persona muy ocupada que, a veces, no sabe ni lo que dice.
¿Qué pasa si nombran a Omar Leiva para dirigir juegos de Motagua durante el Clausura, porque ellos han dicho que si lo ven a usted, se retiran del campo?
Yo me apego a lo que dicte la CNA y si me nombran, voy con todo gusto... no soy ningún sinvergüenza, tampoco ningún ladrón para esconderme de alguien; pero, le cuento que el 4 de enero mandé una nota a la CNA para ver si es posible que no me tomen en cuenta por más tiempo, porque sé que era un título el que se estaba jugando. Ya después, si me nombran y no se presentan, es problema de ellos.
¿Qué pasa si va caminando y se encuentra a Pedro Atala por la calle?
No tendría problemas en darle la mano y saludarlo. El día siguiente de la final salí de mi casa con la frente en alto, porque tengo principios cristianos y soy una persona pobre, pero honrada...
¿Pensó en retirarse del arbitraje tras esta jugada?
Para nada, porque tampoco pierdo el piso en mis buenos partidos; tengo 37 años y en Honduras la CNA le permite trabajar a un asistente hasta los 43, así que cuando me retire, ustedes lo sabrán.
¿Puede confirmar Omar Leiva que nunca recibió línea de la CNA o de un club para favorecer o perjudicar a una institución?
Lo puedo confirmar. Lamentablemente, los directivos siempre quieren demeritar nuestro trabajo y no se ponen a pensar en nuestras familias, sobre todo por la crisis de violencia que vive nuestro país. En alguna medida llegamos a correr peligro.
¿Por qué cree que casi todos los perdedores le echan la culpa al árbitro?
Es que así es siempre. Pero nosotros ya estamos acostumbrados a lo que diga la afición o un directivo; Francia clasificó al Mundial de Brasil con una mano, son errores humanos. El día que no quieran ver errores, que venga Jesucristo y arbitre, porque él es perfecto y no se equivocará. Nosotros sí, porque somos humanos.
¿Qué pasa si uno de sus hijos quiere ser árbitro?
Bueno, fíjese que la mayor me acompaña a entrenar al Olímpico. Solamente tiene 12 años y sí quiere ser juez, la apoyaría toda la vida.
Muchas gracias, Omar, por habernos atendido...
Le agradezco a EL HERALDO por darme la oportunidad de expresar lo que siento y contar lo que pasó; y que quede bien claro que los árbitros hondureños nos equivocamos, pero somos personas dignas, que no le bajamos la cabeza a nadie porque no somos sinvergüenzas.