Tierra Adentro

Llano Largo: Manglares, cangrejos y mucha diversión, todo en la zona sur de Honduras

Saque su espíritu explorador y embarquese en esta aventura, le aseguramos que no se arrepentirá. El equipo de EL HERALDO viajó hasta este paraíso natural ubicado a tres horas de la ciudad capital

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26.05.2018

Alianza, Valle
Nos habían hablado mucho de un lugar donde los atardeceres son hermosos y las vistas de los manglares impresionantes. El destino: Llano Largo, Valle Nuevo, Costa de los Amates, en Alianza, Valle, zona sur de Honduras.

El viaje inició muy temprano, saliendo de Tegucigalpa a las 9:00 de la mañana, todo estaba listo: el espíritu aventurero, un traje de baño en la maleta, la cámara y muchas ganas de explorar este rincón de Honduras.

Tomamos la carretera que conduce hacia el sur, pasamos por Sabanagrande, Pespire, Nacaome... hasta llegar a El Carreto, ahí nuestra primera parada obligatoria, sí, teníamos que probar las ricas enchiladas con un jugo de horchata. ¡Estuvieron deliciosas!

Los lugareños -al ver nuestra desubicación- nos preguntaron hacia dónde nos dirigíamos. “Vamos al embarcadero Llano Largo”, respondimos. Ellos dijeron: “Van bien, sigan derecho, siempre derecho. Pero antes de llegar deben comer unos ricos curiles en El Cubulero, son los mejores de la zona sur”, expresaron las mujeres que con orgullo nos aseguraron un festín de sabores.

Continuamos el camino por una calle de tierra, íbamos pendientes de llegar al lugar de los curiles, pues no podíamos dejar pasar la oportunidad de degustar este platillo.

¿De cuánto lo quiere? 30, 50 o 100 lempiras. Pedimos uno de L 50 y comprobamos que esta es una comida realmente exquisita, con una mezcla de sabores frescos capaz de hacer sucumbir a cualquiera.

Por su cercanía con El Salvador, el embarcadero sirve de ruta para los hondureños que con sus lanchas se transportan hacia diferentes lugares del país vecino.

Por su cercanía con El Salvador, el embarcadero sirve de ruta para los hondureños que con sus lanchas se transportan hacia diferentes lugares del país vecino.

Sin embargo, nuestro destino final aún no se visualizaba, pero cuando alrededor de la 1:00 de la tarde vimos un rótulo que decía Valle Nuevo, supimos que estábamos cerca. Comenzamos a imaginarnos los manglares, el paseo en lancha, poder ver cangrejos y aves propias de la región. Al llegar al caserío no fue necesario preguntar hacia dónde debíamos dirigirnos, pues una calle parecía llamarnos. Como punto de referencia se visualizaba el cerro de La Unión, en El Salvador.

Del caserío nos tomó 10 minutos llegar hasta el embarcadero, las condiciones de la calle no son las mejores, pero a lo anterior se suma el tiempo que pasamos embelesados al mirar hectáreas de manglares rozagantes de vida, además de sentir ese aroma a mar que es inconfundible.

Por fin llegamos al lugar, la sensación de paz y tranquilidad proporcionada por la madre naturaleza es encantadora. Un aire fresco y puro hizo que permaneciéramos en silencio por varios minutos antes de decir una palabra. El mar nos dio una espectacular bienvenida, pues, como nos comentaron los lugareños, estaba en su fase creciente, momento en que el agua sube hasta casi el nivel de la orilla.

Nos dedicamos a explorar por un par de horas, decidimos ingresar a los manglares, fue algo surreal, había agujeros de cangrejos y cuando miras hacia arriba ves los enormes árboles y comienzas a sentir que estás en su territorio, por el que debes tener respeto.

“Tengan cuidado para no perderse”, nos dijo un señor, pues según nos comentó es fácil desorientarse cuando estás dentro de los manglares.

Una calle soñada...
Llano Largo forma parte del Área Protegida Bahía de Chismuyo. Según comentó Juan Ángel Ortiz, poblador de El Capulín, comunidad vecina a Valle Nuevo, la carretera que conduce de la terminal de buses al embarcadero cuenta con una extensión de 1,400 metros. Además expresó que la misma existe desde 2007, cuando con su ayuda y la de varios activistas de la comunidad, entre ellos Rosalí Alvarado, Lino Ferrufino y Humberto Corea, recibieron la noticia de que un organismo internacional -a través del Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (Coddeffagolf)- realizaría
el proyecto.

Las reuniones comenzaron en 2000, según comentó Ortiz; sin embargo, tuvieron que pasar siete años para que la maquinaria llegara al lugar. “El 20 de julio a los 11:45 de la mañana empezó la maquinaria con la construcción del tramo carretero”, señaló.

Luego de siete meses se inauguró el muelle, “el 8 de diciembre de 2007”, pero no fue hasta el 11 de marzo de 2008 que los pobladores, con gran algarabía, presenciaron la inauguración de una calle soñada, la que hoy permite disfrutar de este pequeño paraíso en la zona sur.