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El mundo de Menocchio

Menocchio (1532-1601), dedicado al trabajo de molinero y a la explotación de un terreno como aparcero, defendió por muchos años sus ideas basadas en sus lecturas e interpretaciones frente al Santo Oficio.

17.02.2020

Tegucigalpa, Honduras
En la segunda mitad del siglo XVI un molinero, sin pertenecer a los círculos intelectuales y políticos, interpretó el mundo desde sus razonamientos emanados de una curiosidad impregnada de imaginarios propios de la época, intrínsecos de las clases subalternas. Las ideas sinceras de Menocchio lo llevaron a enfrentar los tribunales del Santo Oficio.

Contexto
Durante el siglo XVI las regiones europeas experimentaron una fuerte violencia religiosa, sobre todo la Europa central, donde las ideas de Lutero y el calvinismo reformista enfrentaron el poder de Roma. Mientras la convulsión enfrascaba a muchas poblaciones en el pugilato ideológico, las potencias atlánticas se despegaban hacia la búsqueda de mercados y la colonización del continente americano, construyendo las relaciones comerciales intercontinentales. Además, el renacimiento cultural y las ideas humanistas iniciaban su camino a la llamada “modernidad” en un ambiente complejo frente a las estructuras de poder clerical y feudo-burguesas. El humano como centro del universo en camino al “cogito” cartesiano hacia la ilustración.

El perfil de Menocchio
El nombre del molinero es Dominico Scandella, llamado Menocchio, quien mediante algunas lecturas interpretó su cosmos, entre esas lecturas destacan posiblemente: “La Biblia en lengua vulgar”, “El florilegio de la Biblia”, Il Lucidario, “Historia del Giudizio”, “El decamerón”, “El Corán”, entre otros. Pero solo hay certeza de la compra directa por Menocchio del libro “El florilegio de la Biblia”. Menocchio (1532-1601) dedicado al trabajo de molinero y a la explotación de un terreno como aparcero, con lo que sustentaba su hogar de siete hijos, defendió por muchos años sus ideas basadas en sus lecturas e interpretaciones frente al Santo Oficio. Cuestionó la virginidad de la Virgen, indagaba en el mundo de los sultanes y en tierras lejanas de pigmeos y antropófagos. Su mundo era el buscar respuestas a toda la narrativa religiosa, criticándola y acoplándola a su visión.

El queso y los gusanos
El origen de la vida y el “dios natura” en la mente de Menocchio era comparado con un elemento básico en la mesa de cualquier familia de la Europa del siglo XVI, el queso. Frente al inquisidor, Menocchio, con metáforas cotidianas expuso: “al inicio fue el caos: tierra, agua, aire y fuego, todo estaba junto, y de ese volumen se formó la masa, tal como hace el queso con la leche…” y del queso nacen los gusanos, en sus palabras: “gusanos nacidos para la mariposa angelical”.
Finalmente el santo oficio decide ejecutar al viejo Menocchio el 6 de julio de 1601, un año después de que un intelectual fuera asesinado por la inquisición, Giordano Bruno. Casualidad o más bien una radical política disciplinaria de Roma contra las nuevas influencias ideológicas y doctrinales.

El estudio de Ginzburg
El estudio del historiador Carlo Ginzburg sobre el molinero Menocchio (“El queso y los gusanos”, 1976) abrió una puerta para incursionar en la cultura popular del siglo XVI. Su trabajo a diferencia de otros estudios sobre personajes de la época, como Montaigne (P. Bruke) o Erasmo y Rabelais (L. Febvre), penetra a los sectores subalternos en busca de una cultura popular difícil de comprender y articular, una microhistoria que nos posibilita adentrarnos en los imaginarios de una época crucial donde la racionalidad de los círculos intelectuales estaban fuera de la órbita de las mayorías poblacionales, donde la estructura hegemónica buscaba reprimir y aniquilar las manifestaciones populares fuera de su control, buscando rescatar ideológicamente esas manifestaciones, pero manteniendo las distancias de clase social.

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