Mientras Joaquín “El Chapo” Guzmán regresa a prisión, de donde había escapado hacía 13 años para crear el más grande imperio transnacional del tráfico de drogas ilícitas, finalmente cayó en Ucrania el gobierno presidido por el ahora prófugo prorruso Víktor Yanukovich; en Tailandia, la primera ministra Yingluck Shinawatra continúa asediada por sus enemigos, al igual que el régimen chavista de Nicolás Maduro en Venezuela.
Varias cortes en Estados Unidos se disputan la posibilidad de juzgar a “El Chapo” si se concreta la extradición, pero en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, el jueves se produjo una manifestación callejera de camisetas blancas que apoyan al capo, mientras el exdirector de inteligencia de la DEA en El
Paso, Texas, Phil Jordan, asegura que el Cartel de Sinaloa financió la campaña del actual presidente mexicano Enrique Peña Nieto, que “algo malo pasó entre el PRI y el narco” para que se diera la captura.
Tras la recuperación del control de Ucrania por parte de las fuerzas prooccidentales, ahora la crisis se traslada a Crimea, donde elementos prorrusos armados tomaron el Parlamento regional y dos aeropuertos de la región autónoma, en una maniobra obviamente apoyada por Rusia que incluso podría llevar a una guerra de mayores proporciones, tal como lo ha advertido el nuevo régimen de Kiev.
En Tailandia, donde los militares parecen reacios a sacar su tradicional garra golpista, continúan las violentas protestas contra la primera ministra Yingluck Shinawatra, quien también ha sido llamada a comparecer ante la Comisión Nacional Anticorrupción. Venezuela, por su parte, conmemoró el jueves los 25 años del “Caracazo” --aquel súbito estallido social que se produjo cuando el entonces recién llegado presidente, por segunda vez, Carlos Andrés Pérez, intentó imponer el neoliberalismo-- en medio de las protestas, violentas algunas de ellas, la represión policial y el intento del gobierno de Maduro por establecer un proceso de diálogo, al que el miércoles asistieron algunos alcaldes y gobernadores opositores, líderes empresariales y religiosos, pero con la ausencia del grueso de la oposición política, incluyendo al excandidato presidencial Henrique Capriles.
Mientras haya demanda de drogas y estas sigan siendo ilegales, siempre habrá quien se arriesgue a seguir con el rentabilísimo “negocio”; mientras los intereses económicos y militares se impongan sobre los de los pueblos y persistan el intervencionismo de las potencias y los gobiernos represivos, las crisis, los conflictos sociales y las guerras serán una constante en el escenario mundial.