Opinión

Espacio regional para el desarrollo

La visión de nuestros próceres ha comenzado a hacerse realidad con los acuerdos alcanzados entre los gobiernos de los estados latinoamericanos y caribeños de organizarse y funcionar como un espacio regional a proyectarse mundialmente por el esfuerzo común hacia el desarrollo humano de sus pueblos y por el diálogo con otros estados o regiones del mundo que busquen lo mismo para sus pueblos o apoyen esa finalidad sobre la base de principios democráticos, equitativos y de justicia social.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) tendrá una acción intrarregional orientada a la cooperación e integración para afirmar su desarrollo independiente y sostenible; y este desarrollo buscará ser afianzado con la proyección extrarregional de su concertación política, agenda intrarregional y posición dialogada ante los acontecimientos mundiales económicos, sociales, culturales, ambientales y de seguridad.

Con fuertes vínculos de proximidad geográfica, buena vecindad, preocupaciones comunes y aspiraciones compartidas, América Latina y el Caribe presentan, sin embargo, diferencias notables en el desarrollo humano y orientaciones políticas de sus países.

La viabilidad de la Celac dependerá tanto de su capacidad y acción para viabilizar tratamientos asimétricos favorables a las economías pequeñas y vulnerables o con limitaciones geográficas que entorpecen su desarrollo, como de sus decisiones apegadas estrictamente al fin superior de la Celac que es la dignidad y el progreso de los pueblos de los estados miembros, cuyas relaciones debe complementar y fortalecer a sabiendas de la existencia de distintas opciones políticas entre ellos, lo que la obliga a colocarse sobre posiciones ideológicas estereotipadas que han probado ser desvío hacia la ilegalidad y la ilegitimidad institucional.

Con ese propósito, el funcionamiento de la Celac que debe, teóricamente, reposar en principios de solidaridad, inclusión social, equidad, igualdad de oportunidades, complementariedad, flexibilidad, participación voluntaria, pluralidad y diversidad; requiere asegurar, desde su inicio, que esos principios ordenen todas sus decisiones y acciones, lo que hace necesario una Secretaría General realmente independiente de los gobiernos y comprometida exclusivamente con la finalidad de la Celac y la efectividad de sus principios.

Este espacio de diálogo y concertación integral sustituirá a algunos preexistentes como la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo y el Grupo de Río, cuyos patrimonios asumirá como propios. Pero respetará las identidades y particularidades de otros esquemas regionales latinoamericanos como la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y Sistema Económico Latinoamericano (Sela) o subregionales de integración como el Sistema de la Integración Centroamericana (Sica), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom), con los cuales se buscará la articulación y convergencia de acciones, por medio del intercambio de experiencias y la identificación de áreas de cooperación.

La proyección extrarregional de la Celac necesitará fomentar racionalmente procesos de diálogo con los Estados Unidos de América y Canadá. La Organización de Estados Americanos (OEA), sus órganos y organismos especializados y sus ámbitos de cooperación integral son el canal natural y apropiado para ello, siempre y cuando se renueve su funcionalidad para cumplir, en mejor forma, sus principios y su finalidad.

La OEA deberá experimentar un necesario acomodamiento en atención a la nueva realidad que plantea la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y garantizar más la independencia, objetividad y dinamismo de su órgano central y permanente y de sus instituciones. Asimismo la Celac está llamada a facilitar mejor diálogo y cooperación con la Unión Europea así como también con China, Japón, Corea, India y otros países o regiones asiáticos y africanos, incluyendo a Australia y Nueva Zelandia.

En síntesis, la Celac tendrá la responsabilidad de funcionar eficazmente como espacio regional de desarrollo, lo que de ocurrir así la llevará, por sus propios principios y finalidad, a relanzar el diálogo Norte-Sur para lograr el progreso equitativo de la

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