En Honduras seguimos sin conocer oficialmente si la variante ómicron del covid-19 ya es la de mayor prevalencia en el territorio nacional, pues las autoridades sanitarias siguen esperando los resultados de las pruebas enviadas a laboratorios en el extranjero que se lo confirmen; sin embargo, el alto número de casos tras las festividades de Navidad y fin de año hacen pensar que sí lo es.
Los pocos triajes que han quedado abiertos se encuentran llenos de pacientes las 24 horas del día y los hospitales públicos ya reportan importantes alzas en sus salas de atención y hospitalización.
Desde este espacio, no nos vamos a cansar de escribir y demandar a las autoridades sanitarias que tomen las previsiones del caso para asegurar la atención de los pacientes y a la población que observe las medidas de bioseguridad recomendadas para evitar el contagio.
En muchos países europeos y de América del Sur han comenzado a imponer nuevamente medidas restrictivas de circulación, las que de tomarse en Honduras, sin duda, golpearían al sector económico que lucha por recuperarse de las pérdidas registradas en 2020 y 2021, y que recibieron esperanzados el 2022, confiando en que este será un año mejor.
En medio del caos, la buena noticia es que las vacunas se han convertido en una poderosa herramienta para enfrentar la pandemia, por lo que es urgente que todos aquellos que no se han vacunado o cerrado sus ciclos, lo hagan de inmediato, y que a la par, las autoridades gubernamentales aligeren el proceso de inoculación de los niños de cinco a 12 años.
Hay que actuar con diligencia, la lucha de todos debe estar encaminada a preservar la vida de cada uno de los y las hondureñas; a que el virus no siga arrebatándonos valiosas vidas y enlutando a más familias.
Los pocos triajes que han quedado abiertos se encuentran llenos de pacientes las 24 horas del día y los hospitales públicos ya reportan importantes alzas en sus salas de atención y hospitalización.
Desde este espacio, no nos vamos a cansar de escribir y demandar a las autoridades sanitarias que tomen las previsiones del caso para asegurar la atención de los pacientes y a la población que observe las medidas de bioseguridad recomendadas para evitar el contagio.
En muchos países europeos y de América del Sur han comenzado a imponer nuevamente medidas restrictivas de circulación, las que de tomarse en Honduras, sin duda, golpearían al sector económico que lucha por recuperarse de las pérdidas registradas en 2020 y 2021, y que recibieron esperanzados el 2022, confiando en que este será un año mejor.
En medio del caos, la buena noticia es que las vacunas se han convertido en una poderosa herramienta para enfrentar la pandemia, por lo que es urgente que todos aquellos que no se han vacunado o cerrado sus ciclos, lo hagan de inmediato, y que a la par, las autoridades gubernamentales aligeren el proceso de inoculación de los niños de cinco a 12 años.
Hay que actuar con diligencia, la lucha de todos debe estar encaminada a preservar la vida de cada uno de los y las hondureñas; a que el virus no siga arrebatándonos valiosas vidas y enlutando a más familias.