Se conmemora hoy el Día Internacional de la Mujer, una fecha que este año en Honduras encuentra otra vez a sus hijas siendo víctimas de discriminación, violencia, violación de sus derechos fundamentales, viviendo en pobreza, migrando, pero también, luchando por sus derechos.
Desgraciadamente, son muchas las mujeres y las niñas hondureñas que están viviendo tiempos de incertidumbre, angustia, desolación, lo que no las quebranta, y en medio de las dificultades, y con la frente en alto, trabajan duro para enfrentar y vencer la pobreza que golpea a sus hogares, a sus familias; pelean por encontrar un espacio para darle educación a sus hijos con la esperanza de que algún día ello les represente romper ese círculo de pobreza en que nacieron, para garantizarles acceso a la salud, a una vida más digna.
Muchas más alzan la voz para exigir a las autoridades gubernamentales el respeto irrestricto de sus derechos y el castigo de los criminales que han segado la vida de centenares de mujeres en las últimas décadas, cuyos homicidios están en la impunidad.
No son pocas las que dan pasos firmes en la toma de posiciones en las empresas para las que laboran, asumiendo importantes cargos en la administración pública, impulsando emprendimientos y resaltando en la academia, la investigación científica, en el arte, la cultura, el deporte y en cada uno de los sectores en los que se desempeñan.
En medio de todos estos escenarios, las mujeres esperan hoy más que un saludo cordial o una flor, el compromiso de la sociedad, de sus autoridades, en pos de la eliminación de todas las formas de discriminación y el impulso de políticas públicas que se encaminen al cierre de las brechas de género que han prevalecido y las han golpeado históricamente.
En este día, ¡enhorabuena mujeres hondureñas!
