Los católicos del mundo han recibido esperanzados el nombramiento del nuevo papa León XIV, un estadounidense de nacimiento y peruano por decisión, de quien se espera dé continuidad a las políticas que impulsó su antecesor, el papa Francisco, que con su ejemplo de humildad trabajó por acercar la Iglesia a los más desposeídos.
Francisco, a lo largo de su pontificado, promovió un Iglesia más comprometida con los pobres, los excluidos y los necesitados; al tiempo que fomentó una visión pastoral de la Iglesia encaminada a acompañar a las personas antes que condenarlas.
En su primer mensaje al mundo, y en
especial a la feligresía católica, León XIV ha expresado su gratitud hacia el papa Francisco, destacando su valentía y su compromiso con una Iglesia más inclusiva y socialmente comprometida.
En consonancia con su antecesor, León XIV ha puntualizado en la necesidad de una Iglesia que construya “puentes de paz”, abierta a todos, especialmente a los que sufren.
Ha hecho llamados urgentes a la paz mundial: a alcanzar una paz duradera y justa en Ucrania y al cese inmediato del fuego en la Franja de Gaza.
“Me causa mucho dolor lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, que cese inmediatamente el fuego, que se dé ayuda humanitaria a la extenuada población civil y que se libere a todos los rehenes”, dijo el sábado en su primer Regina Coeli, la oración que se reza en lugar del Ángelus en el tiempo pascual.
Es seguro que su misión no será fácil.
León XIV deberá trabajar duro por mantener viva en la fe a una Iglesia que ha sido golpeada por escándalos financieros, de abuso sexual y encubrimiento; y, a su vez, en el fortalecimiento de esa Iglesia que impulsa la construcción de un mundo más equitativo e inclusivo.
