Editorial

El tráiler de Texas

antesco ha sido el descubrimiento de las autoridades en el interior de un tráiler que fue encontrado abandonado la tarde del lunes en una carretera cerca de la autopista I-35, que cruza Estados Unidos de sur a norte. En el interior del camión encontraron los cuerpos sin vida de 51 migrantes, que murieron asfixiados, y de 16 más, entre ellos cuatro menores de edad, que fueron rescatados con vida.

Cuatro de las víctimas eran hondureñas, pero la cifra podría subir ya que hasta la tarde de ayer faltaban por reconocer a 15 de los migrantes muertos, según los informes proporcionados por el presidente mexicano Manuel López Obrador, quien ha calificado el hecho como “una tremenda desgracia”.

Una tremenda desgracia, sin duda, que ha acabado con los sueños de estos seres humanos que estaban huyendo de la falta de oportunidades de sus países de origen: México, Guatemala y Honduras.

Este hecho, una vez más, ha dejado claro que se tiene que actuar con urgencia porque en la medida que no se logre un desarrollo económico incluyente, la gente seguirá migrando y muriendo en el largo y tortuoso camino. Se requieren, además, políticas firmes en contra de las bandas de traficantes de personas que proliferan a lo largo del continente.

Es por eso que cualquier acuerdo, cualquier programa, cualquier ayuda, debe trascender de inmediato los muros de las cálidas oficinas en que se abordan estos temas. Es claro que en la medida que se ataquen las causas estructurales y se mejoren las condiciones de vida de la población más necesitada, en esa medida se reducirá la migración. Caso contrario, seguiremos siendo testigos de la muerte de compatriotas que lo único que quieren al abandonar su patria es mejorar sus condiciones de vida.