Editorial

Adiós bipartidismo

El joven político ha dado la sorpresa en los comicios del domingo celebrados en El Salvador. El triunfo ha sido arrollador. Sacó muchos más votos que sus principales contendores del izquierista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, en el poder) y la derechista Alianza Repúblicana Nacional (Arena), partidos que gobernaron el país en los últimos 30 años, justo tras la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a una larga y sangrienta guerra civil que dejó más de 75,000 salvadoreños muertos. Por eso, al anunciar su triunfo, dijo: “Este día es histórico para nuestro país, este día El Salvador rompió el bipartidismo, este día por fin pasamos la página de
la posguerra”.

Bukele, de 37 años, no es un novato en política. Fue militante activo del FMLN, bajo cuya bandera en 2012 fue alcalde de la municipalidad de Nueva Cuscatlán y en 2015 de la alcaldía de San Salvador. En 2017 fue expulsado del partido tras ser denunciado de agresión por lanzar una manzana y llamar bruja a una compañera concejal. Fue entonces que fundó el partido Nuevas Ideas, con el que no pudo participar en el proceso electoral, pero si lo hizo con el colectivo derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA). El político, empresario de la industria publicitaria y de la venta de motocicletas, centró su campaña en las redes sociales, desde las que sedujo el voto de los más jóvenes, ofreciendo romper el bipartidismo del FMLN y el partido Arena, y proponiendo una lucha frontal contra la corrupción. “Devuelvan lo robado” y “El dinero alcanza cuando nadie roba” fueron los mensajes en los que centró campaña.

El triunfo de Bukele refleja el descontento de los salvadoreños con los gobiernos de Arena y el FMLN, sus innumerables escándalos de corrupción y la falta de políticas para combatir la pobreza y la violencia. Deja, además, un mensaje a las clases políticas tradicionales de que los pueblos ya están cansados de sus malos gobiernos y el despilfarro de sus dineros, y que demandan de nuevos liderazgos, con nuevas ideas y propuestas; líderes honrados, comprometidos con la lucha contra la corrupción y con el impulso de políticas que lleven al desarrollo económico y que garanticen la paz y la convivencia social.