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¿Qué está ocurriendo con las divisas?

En artículos publicados en octubre de 2023 advertimos el desbalance que se venía presentando entre los ingresos y los egresos de divisas para Honduras. Señalábamos, por ejemplo, que el país venía enfrentando desde los primeros meses de 2023, un problema de insuficiencia en la oferta frente a la demanda de divisas. Hasta el mes de octubre de 2023 se contabilizaban ingresos por US$15,094 que era menor a los egresos (oferta) calculados en US$ 15,935.5 millones. Lo anterior explicaba en gran parte las quejas de parte de los interesados en comprar dólares para importaciones y otros fines.

Desde aquel momento, advertíamos que se tornaba urgente tomar medidas de corto y largo plazo.

Casi finalizado el primer trimestre de 2024, experimentamos un claro desbalance entre ingresos y egresos de dólares estadounidenses indispensables para seguir sosteniendo el nivel de importaciones y otras necesidades financieras que forman parte de nuestro esquema económico periférico, comercialmente deficitario y muy dependiente de las economías centrales particularmente de EE UU.

Los voceros del Banco Central de Honduras (BCH) estuvieron, durante meses, en “modo” negación; rechazando existiera escasez de dólares y, llamando a “evitar especulación” en la adquisición de divisas al demandar por anticipado una cantidad adelantada e inusual de divisas. Con mucha elocuencia argumentaron que “había suficientes divisas” y que, los inconvenientes eran pasajeros mientras se corregía la concentración de ciertos grupos económicos en la adjudicación de divisas. La nebulosa de alegatos de una y otra parte de los adjudicadores y compradores de dólares se ha ido despejando, dejando claro que hay insuficiencia de divisas por dos grandes razones: Primero, porque la economía hondureña está generando menor cantidad de divisas debido a varias causas: lento crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios; menor entrada de inversión extranjera; ralentización del ingreso de las remesas familiares, principal generador de divisas en los últimos años. Como contraparte, la salida de divisas sigue presionando con la alta propensión a importar bienes y servicios (US$ más de 2,500 millones anuales sólo en derivados de petróleo); salida de utilidades de la inversión extranjera (más de US$1,500 millones por año) y, por supuesto, los altos pagos de la deuda externa.

La otra razón que explica la insuficiencia en divisas es, sin duda, la reducción drástica de las reservas internacionales netas en una combinación tanto de las operaciones de préstamos del BCH al gobierno central y, de la interacción multifactorial desfavorable de los flujos registrados en la balanza de pagos. Así tenemos que entre septiembre de 2021 el total de reservas netas alcanzó el pico de US$8,900 millones pasaron los meses en caída a US$7,109 millones a marzo de 2024.

En pocas palabras, en dos años y medio, las reservas disminuyeron en casi US$1,900 millones. Conclusión lógica: si no se hubiese hecho el desvío vía préstamo del monto de las reservas netas y tomando en cuenta las demás variables externas, mantendríamos un nivel de reservas que podría estar haciendo frente al menor ingreso de divisas incurriendo en menor riesgo de una eventual devaluación monetaria.

El problema fundamental, no fue que el gobierno central tomase prestado de nuestro propio dinero en reservas. El problema está en el uso improductivo que se le dio a esos recursos y, la falta de precaución sobre el futuro de las reservas como respaldo a las dificultades en la generación sostenible de divisas. En el fondo, el gobierno hizo un intercambio entre un préstamo barato con uno caro del Banco Centroamericano de Integración Económica.