Columnistas

Novedosos procedimientos parlamentarios

Seguir martillando sobre los errores que conscientemente comete diariamente la directiva del Congreso, en detrimento de la Constitución de la República, su Ley Orgánica, los procedimientos parlamentarios universalmente aceptados y practicados por el Congreso de la República durante los últimos cuarenta años y otros abusos de autoridad que mantienen en zozobra a la sociedad hondureña en general y a las fuerzas productivas del país en particular, llegara un momento en que se considerará necedad de parte de los críticos del Poder Legislativo y obviamente, recibirá el título de acción desestabilizadora del gobierno, por parte de los miles de voceros tarifados que conforman los batallones de respuesta de las autoridades actuales.

La última hazaña del cuestionado encargado de la presidencia del Poder Legislativo es haberse negado a cumplir con lo que dictan los procedimientos parlamentarios para la aprobación (nunca ratificación) de un acta de una sesión ordinaria en la subsiguiente sesión del Congreso. Un acta debe contener con exactitud, todo lo acontecido en una Asamblea, es una radiografía de la misma, de su agenda, de sus puntos de deliberación y sus resoluciones, pero ineludiblemente también debe contener cualquier RECONSIDERACIÓN de un punto de acta, que en esa reunión posterior, acuerde la Asamblea, ya sea modificando, enriqueciendo o anulando parcial o totalmente cualquier resolución que se haya tomado en la sesión anterior. Los diputados, en el caso del Congreso, tienen todo el derecho constitucional y legal para poder reconsiderar su voto anterior, ya sea de positivo a negativo o viceversa. Ese es un derecho inalienable.

En ocasión de este último fallón, han abundado los comentarios lamentablemente equivocados de aquellos que queriendo quedar siempre bien con las autoridades de turno no reparan en opacar el poco o mayor lustre que puedan tener como profesionales, lo más lamentable es cuando se escucha a miembros de la Asamblea Legislativa, que nunca abren la boca para proponer iniciativas convenientes a los intereses del pueblo, desnudar su imperdonable desconocimiento de la Constitución y de la Ley Orgánica y los procedimientos parlamentarios del mismo Congreso, la pereza de leer e instruirse los traiciona. Es curioso, en esta oportunidad, descubrir que el Congreso, en un reciente decreto No. 24-2023, extendió el periodo ordinario para abarcar todo el mes de junio (periodo de vacaciones), y, sin embargo, convoco con toda desfachatez, a una reunión EXTRAORDINARIA en la cual obviamente no estaba contemplado en la agenda la discusión y aprobación del acta anterior. Cierto, los temas que los diputados de oposición se vieron obligados a aprobar en esa reunión irregular son de suma importancia y su postergación impone perjuicios sobre el pueblo hondureño, pero, ello no significa corrección en el procedimiento. Penoso, la lectura del acta anterior se quedo colgada como sombrero viejo en la percha de un bar de mala muerte. Por favor indíquenme en que escuela impartirán el nuevo modelo de procedimientos parlamentarios para no enviar a ella a mis nietos.