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La tuberculosis y la corrupción epidemiológica

La tuberculosis es una enfermedad altamente infecto-contagiosa, zoonótica, afecta al hombre y los animales domésticos, pues, esta enfermedad avanza lenta, silenciosa y peligrosamente en Honduras. La tuberculosis es de notificación obligatoria, así lo establecen los códigos sanitarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) y el Código Sanitario de Honduras, como también existen las sanciones correspondientes para quienes obstaculizan las acciones de control.

La salud es un derecho universal, no es una exclusiva tarea médica sino un proyecto social ligado a las responsabilidades políticas. Nuestra Constitución lo establece en su artículo 145, así mismo, en este sentido los Decretos 157-94 y el 344-2005 Ley Fito Zoosanitaria y sus reformas que, entre sus principales funciones tiene: el diagnóstico y vigilancia epidemiológica de enfermedades, la inspección higiénico-sanitaria y tecnológica de los productos de origen animal, mantener un sistema de vigilancia epidemiológica y alerta zoosanitaria que permita brindar, oportunamente, las recomendaciones apropiadas a los productores para la prevención y efectivo control y erradicación de las enfermedades con la finalidad de reducir el efecto negativo sobre el ambiente, la salud humana y animal, siendo la SAG el ente rector y el Senasa su instrumento principal de ejecución.

La tuberculosis bovina causada por el Mycoplasma bovis tiene una prevalencia media mundial del 1.4%. En Honduras se desconoce el índice de prevalencia. Es de evolución lenta y pueden pasar meses o años hasta que el animal infectado muere. Un solo ejemplar puede transmitirla a muchos otros del rebaño antes de manifestar los primeros signos clínicos, de ahí que las principales vías de diseminación sean el desplazamiento de animales domésticos infectados asintomáticos y el contacto con animales salvajes infectados.

La tuberculosis bovina es una enfermedad contagiosa, las crías y el ser humano también pueden contagiarse al ingerir leche cruda y sus derivados (como queso, cuajada, requesón, mantequilla y suero de leche) procedentes de vacas enfermas. Los niños son los más vulnerables.

Ante estos alarmantes datos es importante la notificación obligatoria al pueblo hondureño de los fuertes brotes de tuberculosis bovina en Honduras. Recientemente fue descubierto el origen de ganado infectado de tuberculosis en un establecimiento oficial de procesamiento de carne bovina en Catacamas, Olancho, gracias a la rutina de inspección cárnica en canales y vísceras del ganado infectado, realizada por el médico veterinario a cargo, diagnosticó tuberculosis miliar basado en hallazgos macroscópicos, además dichos animales faenados eran reactores positivos a la primera prueba inicial de tuberculina.

Para confirmación del diagnóstico, fueron enviadas muestras de lesiones anatomopatológicas al laboratorio del Instituto de Investigaciones Médico Veterinarias de Honduras y al laboratorio de referencias de la Organización Internacional de Epizootias (OIE) en Buenos Aires, Argentina, cuyos resultados confirmaron el diagnóstico macroscópico, positivos a tuberculosis. Se archivaron las pruebas fotográficas de los hallazgos patológicos, los aretes de identificación con GPS y los expedientes sanitarios de cada animal.

La hacienda de donde provenía el ganado infectado y procesado en el matadero oficial en referencia, está ubicada en Quimistán, Santa Bárbara y lo absurdo es que, a causa de tener animales reactores positivos a la prueba de tuberculina, había sido puesta en cuarentena previamente cumpliendo las normas sanitarias y epidemiológicas por el OIE y por el Senasa.

Cuando se da esta situación de cuarentena a causa de una enfermedad es prohibido ingresar y egresar animal alguno así como sus productos, lo mismo que maquinaria, utensilios, insumos y el personal debe someterse a normas estrictas de desinfección para evitar el contagio.

¿Qué motivos tuvo el propietario de dicha hacienda para romper todos los códigos de seguridad sanitaria? ¿Qué poder tiene para que hayan destituido, en represalia, al director de Senasa que autorizó la cuarentena, y le nombran a un amigo personal como el nuevo director?

No les bastó, violentaron las oficinas donde se guardaban todas las pruebas de este caso de alta corrupción y severamente lesivo contra la salud humana y animal favoreciendo la propagación de esta terrible enfermedad.

Se elaboraron reglas y decretos nuevos para Senasa en donde la empresa privada, ahora, lleva la iniciativa. Sin duda alguna toda esta trama de corrupción debe ser investigada y de encontrarse culpable sancionar a los autores, de acuerdo con lo establecido en los artículos 254 y 255 de nuestro Código Penal y, además, por las normas internacionales de salud establecidas. Un gran desafío y buen tema de investigación en la agenda de la Maccih y del Ministerio Publico para protegernos de esta criminal corrupción epidemiológica. Queda planteado.