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Haciendo lo mismo, los mismos resultados

Una frase muy conocida expresa que si uno continúa haciendo lo mismo siempre tendrá los mismos resultados. Este es precisamente el caso de nuestro país, donde desde hace muchos años todos hablamos de la necesidad de avanzar en nuestro desarrollo económico y social, de reducir la pobreza, de mejorar los servicios de salud y educación que brinda el Estado, del combate a la corrupción y así podemos seguir enunciando muchos buenos deseos, que se han quedado solo en eso. Sin embargo, seguimos comportándonos y haciendo lo mismo y, por lo tanto, todo sigue igual.

La reflexión anterior me ha venido a la mente como resultado de haber encontrado en mi biblioteca un folleto titulado “Ética, transparencia y desarrollo sostenible”, publicado el 28 de mayo de 1999 -hace 20 años- por el desaparecido Consejo Nacional de Desarrollo Sostenible. A continuación unos pocos de los temas muy trillados abordados en este folleto:

1. Fortalecer las instituciones y mecanismos para la prevención y control de la corrupción, la que se ha convertido en uno de los temas más actuales. Se ha desarrollado una dicotomía, donde la persona, en lugar de ser una honrada ciudadana, prefiere ser una rica ciudadana, aunque la riqueza venga por caminos deshonrosos.

2. Lograr un modelo de desarrollo económico sostenible que tenga presente las grandes desigualdades sociales y que afronte con decisión el combate a la corrupción, la impunidad y la pobreza, porque de lo contrario está condenado al fracaso y a la desintegración de la sociedad y de la familia como base de la misma.

3. La promoción de la transparencia en programas y proyectos que favorezcan el desarrollo humano sostenible mediante campañas educativas, sistemas integrados de administración financiera, evaluación y control de resultados, participación ciudadana, a fin de promover una moral y una ética distinta para Honduras.

Igualmente, cae como anillo al dedo, agregar algunas recomendaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en su informe del año 2011:

1. Asegurar y preservar la independencia y autonomía del Tribunal Supremo Electoral (TSE) respecto a la influencia de los partidos políticos y la política para lograr la legitimidad y la confianza en los procesos políticos electorales.

2. Reformar el procedimiento para seleccionar a los candidatos a magistrados del TSE para fortalecer su independencia, de forma que no sea integrado por activistas o dirigentes de los partidos políticos.

Visto lo anterior, la conclusión a que podemos llegar es que los políticos y muchos hondureños no quieren que en Honduras haya cambios, porque así podrán seguir disfrutando del statu quo, arropados bajo un manto de impunidad. El objetivo es llegar al poder para enriquecerse a expensas de la pobreza de las mayorías, aprovechándose de la falta de reacción de la ciudadanía.

Pero Honduras sí necesita una nueva clase política que pueda ganarse el respeto y la confianza de los hondureños, que actúe transparentemente para beneficio de las grandes mayorías y que el país cuente con un marco institucional fuerte e independiente. De lo contrario, no podremos salir de la situación de polarización y enfrentamientos en que nos encontramos y el futuro se volverá más incierto.