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Hacia un nuevo orden mundial

El popular Charles Chaplin decía que nada es permanente en este mundo, ni siquiera nuestros problemas. Muchos líderes mundiales actúan como que si las cosas que suceden en su entorno fueran eternas. Con la caída de la Unión Soviética (1991), que representó la caída de lo que algunos dieron en llamar el socialismo real, se pasaba de un mundo bipolar, dos polos en la contienda mundial, a un solo polo, dominado por Estados Unidos, que en su momento lucía como la potencia triunfante.

La historia desarrollada durante casi toda la segunda mitad del siglo XX fue marcada por el enfrentamiento ideológico entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que lideraban el orden mundial. No fue un enfrentamiento armado directo. La disputa entre los estadounidenses y soviéticos dio lugar a eso que se conoce como guerra fría, donde cada una de las potencias buscaba mantener la hegemonía internacional lo que llevó a ambos polos a invertir enormes recursos en la construcción de armas, especialmente armas nucleares.

En el marco de la guerra fría se inició un movimiento de liberación nacional, donde los territorios que habían sido colonias de los países desarrollados lograron su independencia y se convirtieron en estados nacionales. Uno de esos territorios, que por mucho tiempo las grandes potencias europeas se lo habían repartido como un pastel, fue lo que es hoy la República Popular China. China se independizó en 1949 y dada su condición de ser una nación con amplios recursos y una abundante población, pronto logró un crecimiento económico, que, a juzgar por las propias declaraciones de funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), en los próximos cinco años superará a Estados Unidos como primera potencia mundial.

Estados Unidos, hasta hora, no se resigna a la pérdida de su condición de potencia hegemónica. Los mismos sucesos derivados del conflicto Rusia Ucrania pudieron evitarse si los miembros de la OTAN, que incluye a Estados Unidos, no le hubieran ido a ladrar a la frontera a Rusia, como dijo en algún momento el papa Francisco. Este conflicto, después de más de un año de duración, ha llevado al escalamiento a una situación mundial donde es evidente que la peor parte la está llevando Ucrania y sus aliados que ya empiezan a manifestar cierto agotamiento

Todas las acciones de Europa con el apoyo de EUA en términos de promover un bloqueo económico y transferir armas al ejército ucraniano se están convirtiendo en un bumerán. Los líderes de la OTAN empiezan a fraccionarse y a dudar sobre la conveniencia de seguir apoyando una guerra que ha tenido consecuencias económicas y políticas no previstas. La visita que hiciera el presidente francés Enmanuel Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen a China, hacen creer que el plan de paz para Ucrania presentado por el gigante asiático empieza a mover teclas en una dirección contraria a la visión del gobernante estadounidense.

Estados Unidos está perdiendo, de manera acelerada, su condición de potencia hegemónica y la recomposición a un mundo bipolar o multipolar, traerá un nuevo orden mundial.