La Corporación Andina de Fomento (CAF) fue creada en febrero de 1968 por seis países andinos (Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Chile y Venezuela). Inició operaciones en 1970, fue ampliando su alcance en los mercados de capital, incursionando en otras funciones en su cartera de préstamos, creciendo en su membresía, ganando reconocimiento como ente financiero multilateral y cambiando de denominación a partir de 2015. A partir de ese año, se le conoce como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.
No debemos perdernos, en realidad la CAF es una institución respetable. Aporta en la canalización de recursos financieros desde países desarrollados a los países latinoamericanos y caribeños. Lo integran mas de 20 países y unos 13 bancos privados. Otorga financiamiento tanto al sector público como al privado, y aporta conocimiento y cooperación técnica.
Entonces, ¿cuál es el problema de Honduras con la CAF? En realidad, fue la falta de aprobación del acta de la sesión del 25 de julio de 2023 en la que se discutió la adhesión del país a dicho organismo. Desafortunadamente, se enturbió la incorporación a la CAF en el contexto de una parálisis legislativa ante la falta de mayoría y pésima gestión por parte de la directiva de la cámara, fuertemente cuestionada desde el inicio del congreso 2022-2026.
Hasta el momento y en medio de las restricciones y carencias de información oficial actualizada, sabemos que se han aprobado cinco préstamos por un total hasta ahora de US$470 millones destinados principalmente para infraestructura, apoyo a Banadesa y a caficultores; apoyar el proceso de preinversión y planificación; promoción de la equidad de género, y atender la emergencia migratoria.
Algo crucial y que suele pasarse por alto últimamente es estar claros en los destinos y en las condiciones financieras de esos préstamos. Comencemos por el más reciente préstamo anunciado en marzo de 2025, es decir, US$120 millones para atender la emergencia migratoria. Asumido a una tasa del 6.56% a un plazo de 20 años con 5 años de gracia. Es una tasa un poco más alta que la aplicada por el FMI, pero al menos es más baja que la comprometida con los bonos soberanos, o sea, 8.6%. El plazo es más cercano a lo concesional y más amplio que los préstamos otorgados por el BCIE. Sobre los otros 4 préstamos, no se han divulgado las condiciones específicas.
El préstamo para apoyo a Banadesa (US$40 millones) será priorizado para productores cafetaleros y el fortalecimiento de la institución que presenta serios problemas de morosidad y con inmensas pérdidas acumuladas. Por otro lado, el préstamo de mayor monto US$160 millones será utilizado para ampliación, rehabilitación y mejoramiento de los 24 kilómetros en el corredor de occidente CA-4, entre San Pedro Sula y Naco, pasando de 2 a 4 carriles, proyecto que originalmente había sido estimado en US$80 millones.
Podríamos decir que el problema no reside en tomar dinero prestado ni tampoco en endeudarse con la CAF. El problema es seguir endeudando y comprometiendo las finanzas públicas a sabiendas de que el país ya estaba y sigue sumamente enjaranado. El problema también está en haberse incorporado a un banco multilateral que si bien tiene buen perfil institucional, lo hicieron a la brava, violentando la ley, reproduciendo los abusos derivados del golpe de Estado que tanto dicen combatir y que tanto usan como bandera electoral con autovictimización tergiversada a conveniencias particulares.