Columnistas

Divide y vencerás

La unidad de los trabajadores en paro laboral fue debilitándose debido a la campaña de descrédito en contra de los integrantes del Comité Central de Huelga por parte de periodistas afines con el gobierno, acusándolos de comunistas obedeciendo órdenes de la Unión Soviética y de sectores de izquierda de Guatemala; dicha campaña encontraba aceptación en círculos oficiales, incluyendo al presidente Gálvez, igualmente entre las dirigencias de los partidos políticos Nacional, Reformista y Liberal. El arresto de César Augusto Coto y su traslado a Tegucigalpa en calidad de prisionero constituyó otro factor que afectó a la primera dirigencia de la huelga bananera, que debió resistir crecientes presiones en su contra por parte de los comandantes de armas de la costa norte, eventualmente reemplazados por el segundo Comité Central, constituido por trabajadores afiliados o simpatizantes con el tradicionalismo político.

Algunos titulares, editoriales y declaraciones confirman lo afirmado: “La actitud del consejo Ejecutivo del Reformismo ante la amenaza roja”, “Frente anticomunista” (El Día, 28 mayo 1954, pp. 1, 3): “El Partido Liberal, por tradición histórica y por convicción ideológica es anticomunista y repudia todo totalitarismo. No recibe dinero ni ayuda de ninguna clase del gobierno de Guatemala ni de ningún organismo político internacional; los candidatos a la Presidencia y vicepresidencia de la República por el Partido Liberal (Ramón Villeda Morales y Enrique Ortez Pinel) tampoco reciben, en forma directa o indirecta, dinero o ayuda de ninguno poder extraño”. (Declaración del Consejo Central Ejecutivo, El Dia, p. 3).

“A principios de 1949, algunas sociedades obreras que actuaban sin conexiones y sin influencia comunista, se agruparon en un comité constituido por líderes sindicalistas, bajo el nombre de Comité Coordinador Obrero. Dicho Comité publicaba un semanario llamado Voz Obrera, en el cual se hacia campana de proselitismo entre los trabajadores, se reconocía a la CTAL (Confederación de Trabajadores de América Latina) y la FSM (Federación Sindical Mundial) como entidades directrices del movimiento sindical y se hacían publicaciones sobre los congresos que estas entidades promovían y sobre los grandes adelantos alcanzados por la Unión Soviética y las llamadas democracias populares; además, se propugnaba por la organización de un partido obrero en Honduras. La campaña de aquel periódico culminó en la creación de dos grupos: uno en San Pedro Sula y el otro en Tegucigalpa, para la organización del Partido Comunista de Honduras, en septiembre y octubre de 1952... En el caso de la huelga norteña, los líderes de ella han manifestado que el movimiento huelguístico es completamente hondureño y rechazan toda influencia comunista. La prensa ha reconocido y aplaudido este hecho..., no obstante, en declaraciones del líder huelguista Manuel de Jesús Valencia, se reveló la influencia comunista en el sector de El Progreso”. (Editorial El Día, 1 junio 1954, p. 3). Juan B. Canales, secretario de Organización del Comité Central de Huelga de El Progreso, aclaraba: “Todo el comunismo nuestro, consiste en mantenernos en lucha por las reivindicaciones de los trabajadores. La política, no importa su procedencia y matiz no ha tenido carta alguna que jugar en nuestro movimiento de huelga. Hemos rogado a algunas personas que traían su orientación partidaria al seno de nuestra huelga que se alejaran o abandonaran sus tendencias políticas porque la huelga no tenía partido político ni abrigaba ningún objetivo que no sea el trazado en el pliego de peticiones de que ya conoce la empresa, el gobierno y nuestro pueblo.” (Carta reproducida en El Día, 3 junio 1954, pp. 1, 5).