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Caso Bob Menéndez, un duro revés

Cuando el popular cantante guatemalteco Ricardo Arjona lanzó al mundo discográfico la canción “Si el norte fuera el sur”, estaba lejos de considerar la posibilidad que el contenido de la letra de su canción traspasara el mundo de la imaginación, hacia una realidad que haría que algunas experiencias del norte, en este caso, Estados Unidos y el sur que es América Latina y el Caribe se acercaran. La nación del norte con un fuerte apego a la democracia, donde el respeto a la división de poderes, a las normas constituidas y los derechos fundamentales del ser humano fueron por mucho tiempo garantía y ejemplo de la prosperidad económica y social. Ahora vemos un sistema fuertemente cuestionado.

Primero fue Donald Trump, quien ganó las elecciones con elevadas expectativas por parte de la población en un país agobiado por el desempleo, pérdida de la calidad de los servicios públicos y las constantes guerras que lastran las finanzas públicas de la nación.

Trump, resultó ser un fraude para la historia de ese país.

Al perder las elecciones para un segundo periodo, en un acto sin precedentes en la historia electoral estadounidense, empezó a denunciar irregularidades en el conteo de los votos y a poner en duda la legitimidad del sistema electoral. A esta denuncia, le siguió la toma del Capitolio que alberga a las dos cámaras de los Estados Unidos, acción por la cual todavía se promueven iniciativas de condena a los actores materiales e intelectuales del condenable acto.

El expresidente George W. Bush comparó este acto con lo que sucede en las “repúblicas bananeras”, refiriéndose a la triste historia de Centro América, de la cual, ellos, los gringos tienen responsabilidad histórica.

El último golpe a la forma de hacer gobierno en aquel país, bajo el pensamiento de Abraham Lincoln y Franklin Delano Roosevelt, ocurrió en estos últimos días, cuando los organismos de seguridad del Departamento de Justicia denunciaron el involucramiento del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, señor Bob Menéndez, por actos de corrupción en beneficio personal y del gobierno de Egipto.

El senador Menéndez está en una situación de enjuiciamiento que lo obligó a renunciar del cargo de la presidencia de la influyente comisión y se le presiona para que abandone su condición de senador. Eso mismo le ocurrió a Ileana Ross, que al igual que Menéndez, es de origen cubano, quien no pudo retener su cargo en la Cámara de Representantes por actos de corrupción. Ambos han sido piezas fundamentales en la política estadounidense en contra de toda iniciativa progresista latinoamericana y en una política de hostilidad hacia Cuba.

Ahora, los cubanos y sus autoridades ya saben con mayor certeza, lo que les esperaría, en caso de que, bajo el impulso de la agresiva campaña anticomunista se revirtiera el actual orden de cosas en la isla Así es como se van perdiendo las democracias, dejando a los pueblos sin un referente y asidero moral en el cual fundar sus esperanzas.