Columnistas

Sin pretender, de ninguna manera, calificar la especie de los personajes objeto de este tema, dándoles otra calificación que no sea la de humanos, muchísimos ciudadanos agobiados por tanta imprudencia, temeridad, precipitación, irresponsabilidad, negligencia, indiscreción, irreflexión y torpeza punible de ciertos funcionarios públicos y voceros oficiosos del gobierno, están demandando a la mandataria que ponga un bozal, tapabocas o de perdida, una mascarilla a tanto “queda bien” que está provocando en el pueblo la percepción de que este gobierno va por mal camino y que al final de los cuatro años se habrá retrocedido por lo menos una década en los esfuerzos por provocar un cambio sustancial que termine principalmente con la pobreza y subsecuente miseria.

Todos los días escuchamos o leemos por los medios de comunicación, que andan a la caza de noticias alarmantes, declaraciones absurdas que pretenden desvirtuar las realidades que se observan palpablemente en las calles.

El tema del desempleo/empleo ha desnudado una incongruencia sorprendente en las cifras que se manejan dentro de las mismas dependencias del Estado, lejana o cercanamente involucradas con este fenómeno que a la larga repercutirá negativamente en el desarrollo del país. Cada una de estas dependencias maneja cifras que no coinciden entre ellas mismas, fluctuando desde 77 hasta varios miles de supuestos nuevos empleos cuando en las calles los batallones de jóvenes que no encuentran espacios de empleos dignos son interminables y de alguna manera dolorosos.

Uno de los nidos de estos imprudentes se encuentra en el Congreso Nacional, para muchos, el lunar y factor principal deteriorante de la imagen y accionar de este régimen; es ahí donde se siguen dando los actos más bochornosos e irresponsables que el país haya conocido en su historia. Mucho se le podrá achacar a regímenes anteriores, pero jamás se había visto tanto atropello a la Constitución y leyes de la República y a la moral política del país y aunque existe supuestamente una separación de poderes y nos apegamos al principio de la libertad de expresión, todos sabemos que la mandataria puede y debe exigirle a sus compañeros de partido, diputados al Congreso, que se abstengan de emitir juicios sobre temas que no son de su competencia o que desconocen por su conocida abulia y desinterés en estudiar la problemática de país; de ahí la urgente necesidad de llamar a la cordura a tanto “zafado de boca” que son los verdaderos desestabilizadores del gobierno de doña Xiomara.

Ya entramos al año político, se abrieron los portones. Abrirán fuego los cañones de los insultos, de las trampas y de las truculentas estrategias electoreras.

Señora presidenta, por caridad y respeto al pueblo hondureño, trate de poner fin a tanto abuso. Tenga la seguridad de que el pueblo resiente estas situaciones y se las cobra en las urnas.