Al influjo de las políticas keynesianas recomendadas por los organismos financieros internacionales de Bretton Woods (FMI y BM), fue creada la banca estatal en Honduras a inicios de los años 50. Fue en el gobierno de Juan Manuel Gálvez cuando se fundaron el Banco Central y el Banco Nacional de Fomento (actual Banadesa). También surgió la carrera de Economía en la UNAH, cuya primera promoción se graduó en 1954.
En sus siete décadas y más de existencia, Banadesa no ha logrado consolidar una posición financiera e institucional que a su vez apuntale significativa y sostenidamente con la producción agrícola nacional. En el gobierno anterior, estuvo a punto de ser totalmente liquidada. Es necesario reconocer que el actual gobierno prácticamente desenterró al Banco, le inyectó recursos, lo puso a funcionar de nuevo, pero, la situación sigue siendo muy precaria. Por ejemplo, el nivel de morosidad es casi del 46%. Aunque tiene una cartera total de préstamos e intereses de L3,150 millones a marzo de 2025, la cartera vigente en realidad se reduce a L2,643 millones y todavía, compuesta por enormes valores en préstamos atrasados (L848 millones), vencidos (L983 millones), y otros montos significativos refinanciados y en ejecución judicial. Se cierra el círculo de problemas de este banco estatal de desarrollo, con un balance general de situación financiera marcado por una acumulación de pérdidas mayor a los L4,100 millones, que incluso había sido superior al capital primario (L3,569 millones) en 2024 pero que, gracias al refondeo estatal, ahora supera los L6,000 millones. Con activos mayores a los L8,500 millones y una cartera de préstamos importante, apenas resulta con una modesta utilidad por L16.5 millones en el ♪último ejercicio, pero, la estimación por deterioro acumulado supera los L2,100 millones. Desde el primer año de la administración Castro (2022) se inyectaron recursos por L1,000 millones para préstamos y se incrementó en 2023 y 2024.
Todavía está lejano el punto en que se alcance un impacto verificable en el PIB agrícola. Por el contrario, los indicadores del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) y los cálculos del PIB trimestral reportan una relativa contracción del sector agrícola en general. Banadesa presenta una situación muy inclinada a la insostenibilidad. Muy escasa todavía las rentabilidades sobre el patrimonio (ROE) y sobre activos reales (ROA). Sigue ausente la apropiada articulación con las instituciones cabeza del sector. Por ejemplo, con la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), el INA, Banhprovi y otros. La SAG tuvo un crecimiento presupuestario sostenido en los últimos años pasando de L2,236.7 en 2019 a L4,287.1 millones en 2022. Ese aparente interés en el sector primario se mantuvo en 2023, con un ascenso en la asignación de L6,683.5 millones, lo que marcó una significativa distancia respecto a las administraciones anteriores. Pero aun así, los resultados del sector agrícola y de la propia banca estatal de desarrollo están lejos de la satisfacción.
En perspectiva, está pendiente la limpieza de la cartera, la mejor recuperación de lo prestado, aumento real y verificable en los niveles de producción; mayor inyección de recursos y evitar que vuelva a ocurrir lo mismo del pasado en cuanto a “condonaciones” amañadas y de manera similar, mejorar la operatividad y racionalización de los costos operativos que se llevan la mayor parte de los intereses recibidos (L135 millones).