Columnistas

Muy ricos pero muy sensibles

Cada vez hay más estudios exactos y perceptivos sobre la conveniencia o no de reducirle impuesto a las grandes compañías, herederos y capitales. Hasta 1963 Estados Unidos gravaba con 91% los ingresos superiores a US$400,000 de la época, escala a la que sólo accedía el uno por ciento opulento de la población. Pero en 2019 esa generosa contribución de carácter obligado para la sociedad había caído más de 50% debido a las políticas de corte neoliberal y a la fuerza convincente de dos grandes líderes (del mal social): Ronald Reagan y Margaret Thatcher, que impusieron en el orbe económico un nuevo concepto, el de que gravar a los ricos era inconveniente pues reducía la inversión y, segundo, que la riqueza aglomerada por ese pequeño, poderoso y beneficiado grupo rebalsaría en cierto instante y ayudaría a mejorar a los pobres. Fue la perversa teoría del goteo y del derrame que media centuria después se prueba categóricamente falsa.

Hoy se sabe que, por el contrario, la desigualdad social existente es más ancha que nunca. Exenciones, exoneraciones, mercado libre, liberación de impuestos y de gravámenes para importación de insumos según políticas de estímulo (ejemplo: 200 camas y muebles de alcoba para un hotel de sólo 100 habitaciones) lo que indiciaban era abundantes elusión tributaria, evasión fiscal y modo corrupto.

Los británicos D. Hope y J. Limberg, de la London School of Economics, concluyeron un extenso estudio acerca del tema y hallaron que los beneficios de tal política liberal fueron casi cero. “Las economías de los países que bajaban impuestos no generaron un mayor crecimiento económico añadido ni crearon más empleo. Nuestra investigación muestra que la argumentación económica para mantener bajos los impuestos a los ricos es débil”, reflexiona Hope. Conclusión ––dice BBC Mundo–– con que concuerda Ignacio González, profesor de Economía en American University: la evidencia de que menores impuestos al capital estimulan la inversión es muy escasa. “Lo que observamos más bien es que el periodo de reducción de impuestos ha sido también un periodo de estancamiento de la inversión”, explica.

Por lo que Morris Pearl, ex-CEO de una gran firma de inversiones y que vive de sus rentas, asevera en entrevista desde Wall Street: “En Estados Unidos la gente paga sólo impuestos por ingresos, no por su riqueza. Las personas realmente ricas deberían pagar impuesto a la riqueza (…) EUA debería copiar a Argentina y aprobar un impuesto a los ricos” (con que ese gobierno proyecta recaudar $3,000 millones, destinados a financiar suministros médicos y programas de auxilio para familias afectadas por la crisis)... ¿Cómo quiénes?, insiste el periodista. “Como gente que ha hecho miles y miles de millones de dólares durante esta crisis, tipo Bezos, de Amazon, que apenas paga impuestos pues sus ingresos no son salarios. Pero no necesita recibir salarios porque es multimillonario. Los súper millonarios que engrosaron inmensamente su fortuna deberían abonar impuestos”.

Pearl dirige un sensible y ético grupo de magnates llamado “Patrióticos Millonarios”, que aboga que los más ricos contribuyan más a las arcas públicas.

¿Repercusión alguna, comentarios, reacción en Honduras, o todo es azadón…?