Columnistas

El cáncer de mama y el cáncer de la corrupción

El recién pasado mes de octubre, fue el mes de sensibilización sobre el cáncer de mama, una de las enfermedades más crueles que puede experimentar un ser humano, padecida mayormente por mujeres.

Plausible la labor de los medios de comunicación y de todas las instituciones y personas que colaboran y participan en tan importante campaña de prevención y lucha contra esta enfermedad.

El cáncer de mama nos da pavor a todas las mujeres, nadie desea pasar por esos procesos tan difíciles y dolorosos; muchas ganan la cruenta lucha, otras lamentablemente no.
Esta enfermedad siendo detectada a tiempo aumenta las expectativas de vida de sus víctimas, por eso es tan importante la prevención.

En Honduras el cáncer de mama es la segunda causa de muerte de mujeres, después del cáncer cervicouterino. Que lamentable es que tantas mujeres pierdan su vida a causa de esta infausta enfermedad, muchas veces por ignorancia, falta de educación, por descuido, otras por falta de recursos para chequeos regulares, mujeres que no pueden pagar los caros medicamentos, gente pobre que ni siquiera logran cubrir gastos para viajar a los centros de tratamiento, por lo tanto les toca morir en lo recóndito de las montañas o de los barrios marginales sumergidas en la vil pobreza, todo esto como consecuencia del también mortal cáncer de la corrupción.

Así como es de cruel el cáncer de mama, así es de cruel el cáncer de la corrupción; como fruto de ello vemos todos los días la nefasta pérdida de vidas de hondureños a razón de la violencia. Y es que la violencia no nace sola, se hace, se incrementa, se transforma, evoluciona en la medida que se agranda y evoluciona también la corrupción.

La violencia de un país también pasa por el grado de corrupción que éste tenga. La corrupción es como las hormigas, la encontramos por todos lados, en lugares y en las formas que nunca imaginamos. La corrupción al igual que el cáncer de mama no tiene piedad, no ve caras, estrato social, educación, edad, sexo. El cáncer de la corrupción está presente en los estratos más altos e “importantes” de nuestro país, así como en los “menos importantes” o bajos; también la encontramos de manera individual, institucional, gremial, en la política, los gobiernos, y hasta en el área espiritual.

De este cáncer nadie se salva, unos haciendo papel de corruptos y otros como víctimas de la corrupción. Esto me lleva a preguntarme, ¿Será que el cáncer de la corrupción es más dañino que el cáncer de mama? ¿A caso el primero hace más estragos a nivel social que el segundo? Personalmente considero que el cáncer de la corrupción es peor y más cruel, pues no daña a una sola persona y su entorno familiar, más que eso, daña a miles de familias, empobrece, enferma, atrasa, avergüenza, entorpece, humilla, deteriora, desgasta y mata.

Ojala y así como hacemos campañas de sensibilización contra el cáncer, se hiciera también para la prevención y lucha contra la corrupción, cáncer que nos está matando a los hondureños no solo físicamente, sino también moralmente.

Solo me queda decir que Dios padre nos libre de esta enfermedad-el cáncer de mama-y que guarde y ampare a todas aquellas mujeres que padecen o lo han padecido, así como le pido que tenga misericordia de este bello pueblo hondureño y nos ayude en la lucha contra el más nocivo de los cáncer, el cáncer de la corrupción.