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El trato y 'el trato hecho”

Lo que somos y lo que hacemos como hondureños, los roles que como personas jugamos en los grupos a los que pertenecemos, se hayan en gran parte determinados por las personas que nos rodean, pero, además, por nuestra resistencia individual a las presiones sociales que a lo largo del camino moldean nuestra personalidad. Se trata del trato. De la relación que nos tenemos los hondureños, desde la forma de llamarnos con un vos o con un usted, esos pequeños tratos que terminan influyendo en nuestra conducta, comportamiento, actuar y hasta nuestra forma de enfrentar y resolver las presiones sociales, de ahí que vienen las acepciones de que los hondureños somos haraganes o madrugadores, conformistas o beligerantes, pacíficos o violentos. ¿Cómo nos estamos tratando los hondureños? ¿En las familias habrá abrazos entre padres e hijos, además de enseñar responsabilidades y prevalecerles derechos? ¿Están nuestros alumnos respetando a sus maestros y los maestros enseñando bien a sus alumnos? ¿Los líderes religiosos están instruyendo sobre el perdón y la humildad ante la soberbia innata? ¿El jefe estará fomentando buena relación con el trabajador, además de que ambos estén emprendiendo la empresa o la institución? Las respuestas a estas preguntas indican nuestra forma de tratarnos que se traduce en costumbres, códigos propios de hondureños, normas, tradiciones y las distintas expresiones como sociedad que determinan nuestra cultura, por eso se vuelve trascendente cómo se está tratando la familia hondureña. Se trata del trato cuidadoso y la forma en que estemos actuando entre generaciones. Hay tantos efectos en la confluencia de estas diferentes generaciones y que no son propias de nuestra nación, sino de todas las otras del mundo, que lo único que nos hace diferentes es nuestra cultura expresada en las manifestaciones más sutiles como hondureños; sus valores, creencias, actos humanitarios, normas y sanciones, organización social y sistema político, confrontada con el impacto masivo del grupo al que pertenece y la presión social. El trato que nos damos nos sumerge a numerosos problemas de tipo jurídico, ético y espiritual, confrontando lo que somos con lo que pertenecemos y las presiones sociales, por eso hoy día más personas violentan sus acuerdos sobre asuntos determinados y este tipo de tratos ya no dan espacio a que tenga valor la frase “trato hecho”. No dejemos de valer.