Columnistas

La credibilidad de la justicia sigue en caída libre. El hinchado discurso anticorrupción que reiteran las diferentes jerarquías estatales se estrella ante las endémicas prácticas que protegen a los corruptos.

Eso quedó evidenciado con las desesperadas intenciones de darle el tiro de gracia a la Maccih, lo cual desató un rechazo contundente, entre ellos el de la embajada de Estados Unidos.

La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, que debía ser garante de la institucionalidad, urdió entonces una treta indignante: se vio obligada a dejar legal la Maccih, pero en sus considerandos socava la Unidad Fiscal Especial contra la Impunidad de la Corrupción (Ufecic) del Ministerio Público (MP), que investiga desde el MP los casos de corrupción.

De perpetrarse este propósito, la Maccih servirá solo para incluirla en informes que pregonan la falaz lucha anticorrupción.

La trama busca proteger la red de diputados que se apropiaron de fondos públicos, denunciados por la Maccih-Ufecic, que desenredará la madeja de corrupción donde están embarrados diputados de todos los colores, de arriba abajo. Esta sería la razón por la cual el diputado presidente ha recurrido a un amparo para que el MP le informe qué es lo que está investigando.

Lo poco ganado en materia de corrupción e impunidad está en retroceso; el descaro de las élites políticas y criminales, manipulando la ley y aplastando la institucionalidad que puede comprometer sus intereses, no tiene límites. Pero la ciudadanía está alerta, y voces como las del MP, el CNA, Fosdeh, Caritas, Democracia sin Fronteras, FOPRIDEH, la Coordinadora Estudiantil Anticorrupción y otras organizaciones ciudadanas y líderes de opinión están dando la batalla.

Maccih, Ufecic y el CNA están bajo feroz ataque porque han osado tocar intereses hasta ahora intocables. No permitamos que desarticulen estas organizaciones esperanza de la Honduras que aspiramos. Tampoco la vigilancia sobre la elección del fiscal general, porque ese es el eslabón que necesitan controlar para evitar que los alcance la justicia.