Cartas al editor

Hospitales fantasmas

Desde marzo y a raíz de la pandemia, nuestro país ha sido víctima de promesas que nunca se cumplieron, de robos descarados y de 94 hospitales que nunca llegaron, al menos no completos, y conste solamente dos, totalmente sobrevalorados, y prácticamente la chatarra más cara que hemos comprado los hondureños. Después de la estafa de Invest-H, en donde se hizo una compra de más de mil millones de lempiras, de buena fe, en donde ya se comprobó que nunca cotizaron para que su costo fuera menor, y que en Miami los encontraban a menor precio, la cleptomanía de los funcionarios parece no tener límites, se burlan de nosotros en nuestras caras, y alaban centros de triaje con carpas para bodas o velatorios, equipadas con sillas de plástico, cuando han saqueado todas las instituciones para dárselo al sector salud, pero si la salud en el país antes no servía, ahora es precaria, los médicos sin equipo de bioseguridad, al igual que el personal de aseo, además sin recibir sus pagos de manera puntual, los profesores, otro gremio al cual le tienen salarios atrasados, los taxistas sin trabajo hace cinco meses.

Porque la débil economía está agonizando, en el Congreso Nacional la deuda aumenta porque el presupuesto para la pandemia es largo pero las acciones cortas, puesto que el dinero que destinan para salud, nadie tiene una remota idea de adónde va a parar, e ilusionan a un pueblo que se está muriendo en las calles, diciendo que pronto llegarán los hospitales de papel, hospitales de palabras, hospitales fantasmas, que lo único que dejan en evidencia, es la inescrupulosa corrupción que está terminando de desmembrar un territorio que ya se acerca al siglo de ser perjudicado por malas administraciones.

Hace dos años una organización internacional donó un dinero para construir en Valle de Ángeles, y nadie de razón de ellos, Honduras, un lugar donde una buena noticia es que La Liga Nacional se volverá a reanudar. Pero a las autoridades no les importa que no haya insumos, que no se investigue por qué las compras de las carpas móviles nunca llegaron, un gobierno a la deriva, un pueblo sumiso.