Cartas al editor

'El mapache”-Libre

La victoria de Xiomara Castro llega respaldada por una participación histórica que superó el 68%, una cifra especialmente alta en un contexto de apatía ante las urnas. Después de dos intentos, Castro (62) regresa al poder, esta vez como presidenta, y en este pasaje histórico se populariza el animalizar como forma de denigrar y destruir al otro.

Doce años son los que pasaron y los activistas de Libre han estado en plena llanura, y ahora que merecen escalar y asegurar una plaza, tienen mucho recelo que hombres y mujeres, cobijados, protegidos y refugiados por el nuevo Gobierno, terminen optando a los mejores puestos.

Los seguidores de Libre a todo aquel que no conocen lo llaman “mapache”, un carnívoro ampliamente distribuido en el país, pero que debido a sus hábitos nocturnos y conducta evasiva su historia natural es poco conocida.

Los mapaches son nocturnos, tienen un agudo sentido del olfato y son buenos trepadores. Son muy diestros con sus zarpas delanteras, que utilizan para agarrar y sostener la comida.

Por tanto, llegó la noche. Mapache se había puesto sus mejores galas. Mantel de rayas rojas y blancas, el mejor que tenía; música de ambiente y, cómo no, buenas pipas. Llamaron a la puerta. Era una rata. Mapache abrió y el roedor entró. Su gesto parecía un poco torcido, sobre todo comparado con la sonrisa del anfitrión, que pese a todo, agasajó a su invitado con sus mejores productos. La rata se mostró durante la conversación mal encarada y arisca, sin sentido ninguno. Cuando llegó el momento de negociar el intercambio de alimentos, la rata enfureció. No entraba en razón y lo único que quería era llevarse más pipas que las fresas que él iba a entregar. Mapache intentaba explicarle las reglas que establecía el gobierno socialista, aunque no había manera de hacerla entrar en razón. De repente la rata empezó a chillar e insultar a Mapache.