La pandemia del covid-19 golpea el mercado laboral hondureño, las estimaciones preliminares indican que existe una cifra de alrededor de 500 mil trabajadores suspendidos o despedidos, así como pérdidas de ingreso que oscilan entre el 10% al 25% en el 65% de los trabajadores. La economía hondureña se ha caracterizado por un mercado laboral precario asociado a bajos ingresos, empleos temporales, baja productividad y una parte muy importante de empresas y del empleo perteneciendo al sector informal (Klein, 2011, pp.11-17).
Del total de la Población Económicamente Activa (PEA), 66.7% son trabajadores informales. Esta situación es producto de una dinámica insuficiente de crecimiento económico, como resultado de una inserción desfavorable en el mercado internacional y de la falta de políticas públicas que promuevan el empleo decente. Las deficiencias estructurales del mercado laboral se han profundizado como consecuencia de la pandemia, por lo que cada vez es más urgente que Honduras redefina la estrategia de generación de empleos, que implementa desde inicios de los años noventa.
El empleo generado es de baja calidad; es decir, carente de seguridad en términos de estabilidad, condiciones laborales, cobertura de seguridad social y nivel salarial. Esto es de vital importancia, debido a que es la creación de empleos de calidad (no precarios) la que puede reducir la pobreza de forma sostenida y sustancial. A lo anterior se suman las medidas aplicadas por el gobierno para contener la pandemia, que han profundizado el deterioro económico y social. La pandemia dejará un país con problemas que se manifestarán en el plano económico.
